Autor: Jose Luis Cantos
Páginas: 328
Páginas: 328
Editorial: Tyrannosaurus Books
Poco antes de cerrar el
año que hemos dejado atrás, y concluyendo a su vez la colección Dirt
de la editorial Tyrannosaurus Books en la que se encuentra editada,
llegaba la primera novela del murciano José Luis Cantos, "Telaraña".
La tercera entrega de la linea viene a ampliar las historias y
sucesos que se suceden en esa isla imaginaria creación de Darío Vilas
y Rafa Rubio llamada Simetría, contando para ello con muchos
elementos reconocibles a lo largo de la lectura.
Un lugar que aquellos que
visitáis Calles de Tinta os será largamente conocida: podéis
encontrar mis comentarios sobre la primera entrega "El hombre que nunca sacrificaba las gallinas viejas" del gallego Darío
Vilas o la recientemente publicada antología de relatos "Girando en Simetría" escritos
entre el nombrado Darío, Ignacio Cid Hermoso, Rafa Rubio y el propio
José Luis Cantos. Sus lecturas, altamente recomendadas por mi parte,
sirven de excelente introducción para el tono, la crudeza y las
tramas en las que "Telaraña" profundiza a lo largo de sus
mas de trescientas páginas.
La telaraña tejida a lo
largo y ancho de la isla de Simetría impide a los personajes
protagonistas traspasar sus fronteras. Y eso a pesar de que los
sueños de Ruby, Blanca o Alberto, por ejemplo, son precisamente
esos: poder abandonar este depravado territorio lleno de violencia y
salvajismo y donde los huecos para felicidad o la alegría quedan
delimitados en un periodo de tiempo muy concreto antes de volver a la
realidad. La búsqueda en pos de ampliar esos momentos, de comenzar
una nueva vida y dejar atrás toda la maldad que Simetría encierra, y
su lucha contra aquellos que quieren evitarlo, es el motivo que mueve
a prácticamente la totalidad de protagonistas de "Telaraña".
Esta novela debut de Jose
Luis Cantos en el texto largo tiene, evidentemente, numerosos puntos
en común con las dos novelas previas de similar ambientación. Pero
también guarda sorpresas para todos los que nos acercamos nuevamente
a este mundo. Más allá del tono en que esta escrita la obra, así
como los sucesos que se suceden y que nos retrotraen a fragmentos
previos de las historias ya conocidas de Simetría, en esta ocasión
nos encontramos con una obra coral, con varios personajes
interactuando sin aparente relación entre sí y que poco a poco van
enlazándose, ya se por motivos familiares, por prostitución o por
largas noches en un bar o en la calle buscándose la vida. De hecho,
casi por momento podríamos ver "Telaraña" como una
antología de relatos con cierta cohesión entre ellos. Esto ya supone
una notable diferencia con lo que las novelas previas nos ofrecían,
mas centradas en Marquitos Laguna ("El hombre que nunca
sacrificaba las gallinas viejas") o mas variopinta en los
relatos de la mencionada antología.
Por otro lado, la
longitud de la obra es notablemente superior a las mencionadas. Y
esto, personalmente, es lo que mas me ha costado digerir de la
lectura de "Telaraña". Pasado el ecuador de la lectura,
los sucesos entran en una espiral hacia un final que me parecía no llegar nunca, con unos personajes con los que, en su mayoría, no he
terminado de empatizar y que me obligaron a apartar un poco su
lectura para volver con más ganas y afrontar el tramo final. La
errónea asunción, por mi parte, de que todo se sostiene por la
rudeza y la violencia provocaba, en algunos casos, que no terminara
de disfrutar con un argumento que visto con perspectiva es
probablemente mejor que el del sabor de boca con el que finalmente me
he quedado.
"Telaraña" me
ha dejado, por tanto, con una sensación algo agridulce al que, de
cualquier manera, hubiera recortado ligeramente para conseguir una
lectura más directa y contundente como sí lo hacían las aventuras
previas en la isla de Simetría. Una isla de la que seguro conoceremos algo mas en el futuro ahora aunque la colección Dirt se de por concluida con esta entrega. José Luis Cantos consigue un interesante debut en una
isla que, sea como fuere, creo que por su geografía, personajes, y
situaciones (o, al menos, con los planteamientos vistos hasta el momento) dan para
textos de más limitada duración que el aquí presente.
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