AURORA
Kim Stanley Robinson
(Traducción de Miguel Antón)
(Traducción de Miguel Antón)
Minotauro
448 pags
21,95€
El viaje a lo largo del espacio
en busca de un planeta donde la humanidad pueda seguir expandiéndose es un tema
recurrente en la ciencia ficción. Son numerosas las novelas que, de una manera
o de otra, se han cercado con mayor o menor intensidad a este largo deseado
sueño de la humanidad terrestre. La nueva novela traducida al castellano de Kim
Stanley Robinson trata, con amplio detalle, ese viaje desde la Tierra hasta un
planeta lejano que, al igual que se nos dice continuamente desde las distintas agencias espaciales, cumple todos los
requisitos necesarios para poder desarrollar una vida humana.
“Aurora” nos sube a bordo de una
nave generacional donde unos dos mil “viajeros” han vivido y procreado durante
los casi doscientos años del trayecto con destino al planeta que da nombre a la
novela, situada en el sistema solar Tau Ceti y que aparenta ser un lugar habitable o, al menos, terraformable. La novela comienza
cuando este viaje entra en su recta final y las cosas se empiezan a torcer. Por
un lado, desde un punto de vista mecánico y tecnológico, la nave tiene algunos
problemas que nuestra protagonista Devi tendrá que solucionar dedicándole su
vida diaria casi al completo, lo cual afectará a la relación con su marido e hija. El paso del tiempo también hace mella en la
población de la nave lo que provoca también ciertos conflictos que no harán sino
aumentar conforme se sucedan los acontecimientos.
Aunque desde un punto de vista
numérico la novela se divide en siete capítulos, la novela tiene cuatro o cinco
partes muy claras en cuanto al desarrollo de la trama. E, incluso, si lo vemos
desde un punto de vista más global podríamos quedarnos únicamente en dos. En la
primera conoceremos como se estructura la nave, las diferentes partes y la descripción
de las mismas, los problemas sociales que se han venido sucediendo y los
problemas de tipo técnico hasta conseguir llegar al destino esperado. A raíz de
las consecuencias de llegar a Aurora, entramos en un terreno más propio de la
ciencia ficción dura en la que no puedo entrar en muchos detalles sin relevar
en exceso la trama de la novela. Solo diré que no es necesario ser un erudito
para poder seguir las teorías que se plantean pero sí prestar un mínimo de atención
para poder disfrutar lo que después sucederá.
En este mi primer acercamiento a
una obra de Kim Stanley Robinson he disfrutado como hacía tiempo no me pasaba
con el gran número de ideas de todo tipo que se plantean, ya fuesen políticas, religiosas, sociales, biológicas u otros muchos temas que bien suponían en cada
caso tres o cuatro páginas de explicación y consecuencias. Esta forma de
expresarse, totalmente analítica y valorando los pros y contras de cada una de
ellas, es una de las características de “Aurora” y que hacen de ella una novela
peculiar.
Desde un inicio llama mucho la atención
como se tratan ciertos temas con una frialdad absoluta que no produce empatía
ninguna. Que el narrador sea la inteligencia artificial de la propia nave hace
que un gran porcentaje de la novela sea un mero testimonio en tercera persona
donde la muerte de un personaje o una crisis dentro de la nave sea tratado con
la mayor de las imparcialidades y rallando el pasotismo. Si bien eso puede
gustar o no, “Aurora” sería otra cosa si el narrador fuera otro. ¿Mejor o peor?
Nunca lo sabremos pero creo que esta obra consigue mantener el interés durante
la mayor parte de la lectura, tanto por los cambios que se van produciendo a lo
largo de la trama como por el cambio entre el tono de la primera mitad y el de
la segunda.
He salido muy satisfecho de este
encuentro con el norteamericano Kim Stanley Robinson. “Aurora” plantea una
enorme cantidad de ideas, con sus comentarios y las posibles consecuencias de
cada una de ellas para el momento en que suceden dentro de la novela. Un viaje
a lo largo del espacio para lectores con miedo a entrar en el terreno de la
ciencia ficción dura dado que, en este caso, no resulta pesado ni difícil de
seguir prestando cierta atención lo que aumentará el disfrute posterior. Los sucesos y las teorías no dejaran de
precipitarse durante un periplo que traspasa varias generaciones y sociedades.
Sus conflictos, muy cercanos a nuestra realidad, dejan cierto regusto a
desesperanza. A mí, la lectura de “Aurora”, todo lo contrario.
Hola :) A este le tengo bastantes ganas, aunque nunca he probado nada del autor, soy un novatillo en ciencia ficción durilla digamos. Pinta bien, es muy probable que le de la oportunidad. Un abrazo^^
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