"Luna: Luna Nueva", de Ian McDonald



LUNA: LUNA NUEVA
Ian McDonald
(Traduc. de José Heisenberg)

Nova (Ediciones B)
428 pags
20€



Más allá de la enorme cascada de opiniones positivas que se pueden encontrar en la red de redes, mi interés sobre “Luna” se remonta a la primera vez que vi la portada de la edición inglesa (idéntica a la española salvo por algún detalle sin importancia). Esa Luna brillante, azulada, rodeada de estrellas que brillan con mayor o menor intensidad en su firmamento fue la culpable de que la obra de Ian McDonald pasará a formar parte de la lista de lecturas obligatorias a futuro. Paso el tiempo y, afortunadamente, el sello Nova anunció su publicación en castellano. Todas las referencias que iban llegando hablaban de una lectura que no resultaba sencilla, lo que era la mejor noticia para esperar  no forzar innecesariamente mi lectura en idioma extranjero.

El autor británico de “Luna” no ha sido nunca un autor bien tratado editorialmente en nuestro país. Apenas dos traducciones por parte de la ya desaparecida La Factoría (“Brasyl”, “Río de Dioses”) o del mítico sello Gran Super Ficción de Martínez Roca (“Camino Desolación”) completan hasta la llegada de esta nueva obra la bibliografía del autor en nuestro idioma. Eso a pesar de contar ya no solo con numerosas obras y colecciones, sino con multitud de nominaciones a todos los premios del género y varios galardones conseguidos. ¿Será “Luna” la obra que le permita dar el salto definitivo?


Lo primero que destaca cuando nos acercamos a la librería a por “Luna” es la faja que lo acompaña y que reza, entre otras cosas, bien grande y en negrita: “Juego de Tronos en la Luna”. A pesar del shock inicial y de haber decidido deshacerme de tan horrible acompañamiento, definitivamente me resigné cuando vi que la dichosa frase también aparece en contraportada sin posibilidades de ser eliminado. A pesar de ello, cabe decir que la comparativa no está mal hecha. Más adelante seguro que podréis encontrar en mis palabras ciertos detalles que os podrán sonar a la obra de fantasía más popular de estos últimos años, pero tanto la insistencia en la comparativa como los sonados fracasos a la hora de relacionar obras de cualquier género con las novelas de George RR Martin hacen que huya de este tipo de blurbs editoriales.

La primera entrega de la trilogía de “Luna”, “Luna Nueva”, es una novela satisfactoriamente más corta de lo que, leído lo leído, podría haber sido. No solo suceden muchas cosas a lo largo de las cuatrocientas páginas que tiene, sino que apenas se encuentran fases de relleno o sobrantes, máxime teniendo en cuenta la gran cantidad de personajes que vamos a ir conociendo en su lectura. Ian McDonald nos lleva a la Luna, nuestro satélite, donde la humanidad ha encontrado cobijo bajo su superficie. Ciudades escondidas donde la vida no resulta nada fácil: los recursos como el aire tienen que ser pagados correspondientemente para poder seguir viviendo. Como no podía ser de otra manera, estos recursos son controlados por grandes corporaciones o familias que controlan el destino de la Luna y cuya situación diplomática se encuentra hace tiempo en un arriesgado equilibro que puede venirse abajo con la más pequeña mota de polvo sobre un lado de la balanza.

La novela se centra en la vida de los Corta, quienes controlan el Helio-3, recurso imprescindible para el mantenimiento energético del satélite. Cuando el que se espera sea el heredero de la dinastía, Rafa Corta, sufre un intento de asesinato los acontecimientos se desencadenan. Las rivalidades entre las cinco grandes familias que dominan la Luna afloran con toda la crueldad y las conspiraciones y amenazas comienzan a sucederse. A lo largo de numerosas escenas cortas seremos testigos de cómo ha sido la historia hasta este momento y el porqué de muchas de las cosas que salen a la luz en momentos de dificultad o de tensión. Desenmarañar todo lo que se está gestando sobre y bajo la superficie lunar serán los principales problemas que deberá solventar la familia Corta para lograr descubrir todas las tramas subyacentes.

Como se ha dicho en muchas de las reseñas existentes, “Luna” tiene un comienzo difícil. Pero no más difícil que el de otras tantas novelas de ciencia ficción hard que hayamos podido leer anteriormente. Está claro que cuesta durante ese periodo captar no solo lo que está pasando, sino situarse con la gran cantidad de personajes de cada una de las familias que toman parte en los acontecimientos. No serán pocas las veces que en la primera mitad del libro volveremos una y otra vez al dramatis personae que se acompaña al inicio de la novela: hijos, padres, abuelos, nietos, cónyuges, madrinhas, mayordomos... Un largo etcétera de relaciones que, como digo, no son fáciles de arranque.

A excepción de ciertas secuencias de acción, buena parte de “Luna Nueva” se desarrolla en ambientes cerrados y habitualmente palaciegos, con pocos personajes en escena y, en muchos casos, con un tratamiento de decoro total a pesar de que se puedan encontrar en un momento tenso donde se están echando en cara todo tipo de acciones pasadas. Conviene prestar la máxima atención (sí, hay que hacerlo durante toda la lectura, pero en este caso sirve para aumentar nuestra inmersión en esta particular Luna) a estas conversaciones a veces sin mayor importancia, dado que será aquí donde comprenderemos el amplio wordbuilding creado por Ian McDonald. Por ejemplo, en lo relativo a su relación con la gente que ha quedado en la Tierra y las limitaciones una vez pasas un tiempo en el satélite. O, como no decirlo, el tratamiento del sexo a lo largo de la novela, absolutamente libre y utilizado como una herramienta de venganza como otra cualquiera.

No quería extenderme en exceso en mi comentario sobre “Luna”. Sin embargo, ya habéis leído que me ha quedado un texto de cierta longitud. Y es que la nueva novela de Ian McDonald tiene mucho que decir y mucho que explicar a pesar de la dificultad general a la hora de seguir a todos y cada uno de los personajes y situaciones. He de decir que, a pesar de ello, mi lectura fue rápida y es que, a pesar de encontrarme algo perdido en algunos momentos, tenía la necesidad de conocer más de las familias protagonistas, de saber más cosas. “Luna” es el inicio de una trilogía que, sin embargo, se puede leer de manera relativamente independiente. La trama principal queda cerrada, pero el cliffhanger final en que el autor deja todo listo para la siguiente entrega es lo suficientemente interesante como para ser difícil que, a poco que te haya gustado este “Luna Nueva”, puedas evitar acercarte a la segunda entrega.

La luna quiere matarte y tiene mil formas de conseguirlo.

Comentarios

  1. Ah, Luna. No se ha comido un colín este año con nominaciones y premios pero me parece de lo mejor que leí el año pasado. Le tengo muchas ganas al siguiente, pero lo han retrasado en inglés hasta febrero-marzo del 2017 :S

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  2. Genial reseña. Como a Antonio, y bueno ya hablamos en Celsius, Luna me parece una de las mejores novelas de ciencia ficción del año pasado y es una pena que no se la haya premiado con alguna nominación a los premios importantes. Esa sociedad lunar, esas cinco familias disputándose las porciones de poder, las jugadas y traiciones, como nos involucra en el punto de vista de cada personaje, los flashbacks de Adriana Corta, y bueno, ese final tan cliffhanger del que solo dices, dame Wolf Moon YA :)

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  3. No voy a decir que me parezca una injusticia que no se haya llevado nada... pero vaya injusticia! Si lo tiene todo! Sexo, líos entre clanes, traiciones, tecnología tampoco-tan-loca, acción, mundo futurista... Para mi, de lo mejorcito de este año. Supongo que están esperando al segundo libro para ver si le dan algo.

    Lo único que me ha matado es esa entradilla "como Juego de Tronos pero en la Luna". En fin... "Juego de Tronos, pero en China". ¿A nadie le suena?

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