EL MORADOR
Daria Pietrzak
Dilatando Mentes
302 páginas
No son pocas las historias de casas malditas que se han publicado a lo
largo de la historia. ¿Queda aún espacio para presentar una casa maldita y
contar una historia de terror distinta y sorprendente? ¿Otra más? La respuesta
corta y directa es Sí. La larga y desarrollada es la que voy a intentar
describir en los siguientes párrafos. No en vano puedo decir que El Morador es una de mis novelas
favoritas en lo que llevamos de año y las que vengan lo tendrán que hacer muy
bien para ganar los pocos puestos libres que quedaran por encima de esta.
Una de las cosas que más disfruto cuando una novela como esta cae en mis
manos no solo es lo emocionante y perturbadora que me ha resultado la historia
sino también el descubrir, en este caso, a una nueva autora: Daria Pietrzak. La
autora de origen polaco y afincada desde pequeña en nuestro país publicó hace
un par de años una antología de cuentos en la editorial La Biblioteca del
Laberinto, Cuentos Extraños. Aunque
pasó completamente desapercibida en mi radar de novedades se trata ahora de una
antología a la que quiero acercarme para descubrir la faceta corta de la
autora. Máxime tras el magnífico volumen que acaba de ver la luz de la mano de
Dilatando Mentes: El Morador.
La historia de este libro no comienza de la manera más original posible.
Tras la muerte de su abuela, Lis regresa a la granja donde tantos veranos pasaron
juntos. Los primeros capítulos de El Morador presentan un lugar idílico,
donde tanto los abuelos como Lis y su hermano pasaron grandes momentos. No
somos pocos los que seguro nos identificamos con esa sensación de libertad que
teníamos cuando íbamos los veranos a casa de nuestros abuelos. A Lis le pasaba
lo mismo. Sin embargo, el regreso a la granja unos cuantos años después le hace
descubrir ciertos secretos que empiezan a dar sentido a los magníficos
recuerdos grabados en su mente desde entonces.
Donde El Morador gana muchos,
muchísimos enteros, es en el desarrollo de la historia y en cómo esta se va
contando. Daria Pietrzak nos lleva, capitulo a capitulo, al pasado que explica
el origen de la casa y de los propietarios de la misma antes incluso que los
abuelos de Lis llegaran allí. El Morador
se va desgranando en tres líneas temporales: la actual, los recuerdos de Lis
con sus abuelos y los antiguos propietarios. Con estas tres poco a poco vamos
formando el puzle de eventos que han llegado a esta granja y esta casa a ser
como son. He disfrutado enormemente de la leer ciertas piezas desperdigadas a
lo largo del relato que terminan uniendo líneas temporales y dando sentido a la
historia.
Con todo esto, otro de los puntos fuertes para mí de El Morador es el hecho de que la autora no busca dar una
explicación completa a todo lo que sucede. Esto, que quizá haya a quien no le
convenza, te hace cerrar cada capítulo intentando dar sentido a ciertos eventos
que no necesariamente tienen que tener un motivo. El final de la novela no es
sino otra de esas piezas difíciles de colocar pero que provocan que su historia
se quede en la cabeza dando vueltas durante una temporada. Al menos este ha
sido mi caso. Y respecto al final… mejor no decir mucho, pero no es el típico
final feliz ni cerrado por completo.
La historia tiene muchos de los elementos clásicos del terror: el sótano tenebroso,
la sombra inexplicable, sepulturas perdidas, escenas sangrientas e, incluso,
brujas del pasado con una referencia directa a las leyendas de Europa del Este.
Daria Pietrzak, por otro lado, llena el relato de largos momentos descriptivos
que no se hacen nada pesados. Un ejemplo podría ser toda la escena donde Lis
desciende por primera vez a ese sótano que mencionaba y para el que la autora
dedica un importante número de páginas en describir todas las sensaciones de la
protagonista. Donde en ocasiones esto se hace pesado, aquí es todo un disfrute.
Queda claro que he disfrutado muchísimo con El Morador. Si bien es cierto que el planteamiento inicial no parecía
entrever algo distinto a lo ya visto, y que la ambientación a priori no parecía
especialmente novedosa, esta es una de esas novelas que te va ganando conforme
avanzas páginas. Ver cómo muchas de las piezas que explican el origen de la casa
protagonista se van desperdigando en distintas líneas temporales mientras otras
se quedan en el camino, en una buscada intencionalidad de no querer explicar
todo, hacen de esta obra de mis favoritas en lo que vamos de año. Y de Daria Pietrzak
hace que pase a ser una autora a seguir en próximos lanzamientos. Cuidado con
las sombras.
Más información sobre editorial, libro y forma de compra en: https://dilatandomenteseditorial.com/inicio/98-el-morador-de-daria-pietrzak.html
302 páginas
No son pocas las historias de casas malditas que se han publicado a lo
largo de la historia. ¿Queda aún espacio para presentar una casa maldita y
contar una historia de terror distinta y sorprendente? ¿Otra más? La respuesta
corta y directa es Sí. La larga y desarrollada es la que voy a intentar
describir en los siguientes párrafos. No en vano puedo decir que El Morador es una de mis novelas
favoritas en lo que llevamos de año y las que vengan lo tendrán que hacer muy
bien para ganar los pocos puestos libres que quedaran por encima de esta.
Una de las cosas que más disfruto cuando una novela como esta cae en mis
manos no solo es lo emocionante y perturbadora que me ha resultado la historia
sino también el descubrir, en este caso, a una nueva autora: Daria Pietrzak. La
autora de origen polaco y afincada desde pequeña en nuestro país publicó hace
un par de años una antología de cuentos en la editorial La Biblioteca del
Laberinto, Cuentos Extraños. Aunque
pasó completamente desapercibida en mi radar de novedades se trata ahora de una
antología a la que quiero acercarme para descubrir la faceta corta de la
autora. Máxime tras el magnífico volumen que acaba de ver la luz de la mano de
Dilatando Mentes: El Morador.
La historia de este libro no comienza de la manera más original posible.
Tras la muerte de su abuela, Lis regresa a la granja donde tantos veranos pasaron
juntos. Los primeros capítulos de El Morador presentan un lugar idílico,
donde tanto los abuelos como Lis y su hermano pasaron grandes momentos. No
somos pocos los que seguro nos identificamos con esa sensación de libertad que
teníamos cuando íbamos los veranos a casa de nuestros abuelos. A Lis le pasaba
lo mismo. Sin embargo, el regreso a la granja unos cuantos años después le hace
descubrir ciertos secretos que empiezan a dar sentido a los magníficos
recuerdos grabados en su mente desde entonces.
Donde El Morador gana muchos,
muchísimos enteros, es en el desarrollo de la historia y en cómo esta se va
contando. Daria Pietrzak nos lleva, capitulo a capitulo, al pasado que explica
el origen de la casa y de los propietarios de la misma antes incluso que los
abuelos de Lis llegaran allí. El Morador
se va desgranando en tres líneas temporales: la actual, los recuerdos de Lis
con sus abuelos y los antiguos propietarios. Con estas tres poco a poco vamos
formando el puzle de eventos que han llegado a esta granja y esta casa a ser
como son. He disfrutado enormemente de la leer ciertas piezas desperdigadas a
lo largo del relato que terminan uniendo líneas temporales y dando sentido a la
historia.
Con todo esto, otro de los puntos fuertes para mí de El Morador es el hecho de que la autora no busca dar una
explicación completa a todo lo que sucede. Esto, que quizá haya a quien no le
convenza, te hace cerrar cada capítulo intentando dar sentido a ciertos eventos
que no necesariamente tienen que tener un motivo. El final de la novela no es
sino otra de esas piezas difíciles de colocar pero que provocan que su historia
se quede en la cabeza dando vueltas durante una temporada. Al menos este ha
sido mi caso. Y respecto al final… mejor no decir mucho, pero no es el típico
final feliz ni cerrado por completo.
La historia tiene muchos de los elementos clásicos del terror: el sótano tenebroso,
la sombra inexplicable, sepulturas perdidas, escenas sangrientas e, incluso,
brujas del pasado con una referencia directa a las leyendas de Europa del Este.
Daria Pietrzak, por otro lado, llena el relato de largos momentos descriptivos
que no se hacen nada pesados. Un ejemplo podría ser toda la escena donde Lis
desciende por primera vez a ese sótano que mencionaba y para el que la autora
dedica un importante número de páginas en describir todas las sensaciones de la
protagonista. Donde en ocasiones esto se hace pesado, aquí es todo un disfrute.
Queda claro que he disfrutado muchísimo con El Morador. Si bien es cierto que el planteamiento inicial no parecía entrever algo distinto a lo ya visto, y que la ambientación a priori no parecía especialmente novedosa, esta es una de esas novelas que te va ganando conforme avanzas páginas. Ver cómo muchas de las piezas que explican el origen de la casa protagonista se van desperdigando en distintas líneas temporales mientras otras se quedan en el camino, en una buscada intencionalidad de no querer explicar todo, hacen de esta obra de mis favoritas en lo que vamos de año. Y de Daria Pietrzak hace que pase a ser una autora a seguir en próximos lanzamientos. Cuidado con las sombras.
Más información sobre editorial, libro y forma de compra en: https://dilatandomenteseditorial.com/inicio/98-el-morador-de-daria-pietrzak.html
Me has convencido, me lo compro en cuanto pase por tierras catalanas.
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