DAUGHTER OF REDWINTER
Ed McDonald
Gollancz
352 páginas
Una vez concluida la trilogía de La Marca del Cuervo, publicada
íntegramente en castellano en la editorial Minotauro, Ed McDonald inicia una
trilogía completamente nueva sin relación con la saga que lo dio a conocer. Y
no solo eso, sino que el autor se anima con un cambio sustancial de tono y se
aleja del grimdark con el que generalmente se ha caracterizado su serie
anterior para abrazar una fantasía mas generalista pero que mezcla por igual
ciertos tropos clásicos aunándolos con sistemas mágicos y relaciones personales
modernas.
Daughter of Redwinter nos presenta a Raine, una adolescente que nos
narra en primera persona sus aventuras en el mundo fantástico donde tiene lugar
la novela. En los primeros momentos de la novela la vemos lidiar con un
conflicto de cierta escala que termina con ella en Redwinter, un enclave autosuficiente
apartado de todo y con sus propias reglas donde comenzará a descubrir detalles
sobre los poderes mágicos que la acompañan desde pequeña mientras descubre
viejas y nuevas rivalidades entre los clanes que la habitan. Raine puede ver y
hablar con los muertos. Este no es el único aspecto mágico de la novela, ya que
existe una fuente de poderes mágicos a los que se accede a través de unas
puertas fantásticas. Según cruces desde una a siete puertas puedes acceder a
distintos poderes, aunque los que te otorgan las dos últimas están prohibidos y
solo seres oscuros se ven tentados de acceder a ellos.
La novela empieza con un ritmo altísimo. El primer quince o veinte por
ciento es un no parar de eventos, revelaciones y consecuencias hasta llegar a
Redwinter que hacen que rápidamente enganches con la lectura. A partir de ahí
McDonald echa el freno para profundizar en la psicología tanto de Raine como de
algunos secundarios que la acompañan. Durante más de la mitad de la lectura la
novela coquetea con las típicas novelas de “joven llegando a lugar aislado
donde te vamos a enseñar cuatro cosas”, aunque afortunadamente no termina de
caer en la trampa y le da a la historia una personalidad propia. Además de los
distintos clanes, allí conocemos a los Draoihn, quienes tienen el conocimiento
sobre las puertas y los poderes mágicos a los que acceder por cada una.
Decía al principio que Daughter of Redwinter es una novela que aúna
conceptos clásicos con otros más modernos. La novela en ningún momento cae en
descripciones sobrecargadas pero ciertos detalles sobre como McDonald enfoca algunas
de estas situaciones me han recordado a los grandes clásicos del género. La
historia se cuenta de una manera completamente lineal mientras que, por otro
lado, el personaje de Raine es mucho más profundo de lo que muchos clásicos nos
ofrecieron, profundizando sobre su psique y hablando abiertamente de
situaciones mentales de los que hace décadas nadie nos preocupábamos.
Era de esperar que la novela acelerara el ritmo notablemente en el último
tercio, sobre todo a raíz de la aparición de ciertos misterios en su parte
intermedia. Desde el principio debemos saber que Daughter of Redwinter es
el inicio de una serie de fantasía de la que McDonald recientemente comentaba
en sus redes sociales que acababa de terminar el primer borrador de la segunda
entrega. Sin embargo, este primer volumen cierra una historia propia dejando
los suficientes flecos sueltos para que quienes hemos disfrutado de ella nos
comamos las uñas durante una temporada hasta la llegada de su segunda parte.
Uno de estos alicientes para el siguiente libro será explorar el mundo
donde suceden los eventos de la novela. Al contrario de lo que es habitual,
McDonald no describe demasiado el mundo, política o eventos históricos del
mundo fuera de Redwinter. Algo que puede decepcionar a quien busca profundidad
en ese sentido y se pueda quedar con una sensación de libro introductorio.
Personalmente no me subí al carro de su anterior trilogía La Marca del
Cuervo. En este caso, sí he conectado con Raine mucho más de lo que lo hice con
Ryhalt Galharrow, el protagonista de aquella. Por ello, y porque es una novela
muy entretenida a pesar de una arriesgada parte central que puede dejar algún
lector por el camino, Daughter of Redwinter me parece un libro de fantasía
clásica recomendable que no cae en ciertas tentaciones, cuenta con un sistema
mágico original y una personalidad propia que la hace especial dentro del
género.
352 páginas
Una vez concluida la trilogía de La Marca del Cuervo, publicada
íntegramente en castellano en la editorial Minotauro, Ed McDonald inicia una
trilogía completamente nueva sin relación con la saga que lo dio a conocer. Y
no solo eso, sino que el autor se anima con un cambio sustancial de tono y se
aleja del grimdark con el que generalmente se ha caracterizado su serie
anterior para abrazar una fantasía mas generalista pero que mezcla por igual
ciertos tropos clásicos aunándolos con sistemas mágicos y relaciones personales
modernas.
Daughter of Redwinter nos presenta a Raine, una adolescente que nos
narra en primera persona sus aventuras en el mundo fantástico donde tiene lugar
la novela. En los primeros momentos de la novela la vemos lidiar con un
conflicto de cierta escala que termina con ella en Redwinter, un enclave autosuficiente
apartado de todo y con sus propias reglas donde comenzará a descubrir detalles
sobre los poderes mágicos que la acompañan desde pequeña mientras descubre
viejas y nuevas rivalidades entre los clanes que la habitan. Raine puede ver y
hablar con los muertos. Este no es el único aspecto mágico de la novela, ya que
existe una fuente de poderes mágicos a los que se accede a través de unas
puertas fantásticas. Según cruces desde una a siete puertas puedes acceder a
distintos poderes, aunque los que te otorgan las dos últimas están prohibidos y
solo seres oscuros se ven tentados de acceder a ellos.
La novela empieza con un ritmo altísimo. El primer quince o veinte por ciento es un no parar de eventos, revelaciones y consecuencias hasta llegar a Redwinter que hacen que rápidamente enganches con la lectura. A partir de ahí McDonald echa el freno para profundizar en la psicología tanto de Raine como de algunos secundarios que la acompañan. Durante más de la mitad de la lectura la novela coquetea con las típicas novelas de “joven llegando a lugar aislado donde te vamos a enseñar cuatro cosas”, aunque afortunadamente no termina de caer en la trampa y le da a la historia una personalidad propia. Además de los distintos clanes, allí conocemos a los Draoihn, quienes tienen el conocimiento sobre las puertas y los poderes mágicos a los que acceder por cada una.
Decía al principio que Daughter of Redwinter es una novela que aúna conceptos clásicos con otros más modernos. La novela en ningún momento cae en descripciones sobrecargadas pero ciertos detalles sobre como McDonald enfoca algunas de estas situaciones me han recordado a los grandes clásicos del género. La historia se cuenta de una manera completamente lineal mientras que, por otro lado, el personaje de Raine es mucho más profundo de lo que muchos clásicos nos ofrecieron, profundizando sobre su psique y hablando abiertamente de situaciones mentales de los que hace décadas nadie nos preocupábamos.
Era de esperar que la novela acelerara el ritmo notablemente en el último tercio, sobre todo a raíz de la aparición de ciertos misterios en su parte intermedia. Desde el principio debemos saber que Daughter of Redwinter es el inicio de una serie de fantasía de la que McDonald recientemente comentaba en sus redes sociales que acababa de terminar el primer borrador de la segunda entrega. Sin embargo, este primer volumen cierra una historia propia dejando los suficientes flecos sueltos para que quienes hemos disfrutado de ella nos comamos las uñas durante una temporada hasta la llegada de su segunda parte.
Uno de estos alicientes para el siguiente libro será explorar el mundo
donde suceden los eventos de la novela. Al contrario de lo que es habitual,
McDonald no describe demasiado el mundo, política o eventos históricos del
mundo fuera de Redwinter. Algo que puede decepcionar a quien busca profundidad
en ese sentido y se pueda quedar con una sensación de libro introductorio.
Personalmente no me subí al carro de su anterior trilogía La Marca del Cuervo. En este caso, sí he conectado con Raine mucho más de lo que lo hice con Ryhalt Galharrow, el protagonista de aquella. Por ello, y porque es una novela muy entretenida a pesar de una arriesgada parte central que puede dejar algún lector por el camino, Daughter of Redwinter me parece un libro de fantasía clásica recomendable que no cae en ciertas tentaciones, cuenta con un sistema mágico original y una personalidad propia que la hace especial dentro del género.
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