THE SHADOW OF THE GODS
John Gwynne
Orbit Books
496 páginas
Llevaba mucho tiempo queriendo leer a John Gwynne. Las referencias sobre su
obra siempre han sido excelentes y basta un vistazo a sus libros en GoodReads
para ver que la nota media de sus volúmenes, con decenas de miles de reviews, están
muy por encima de la habitual media para la mayoría de los publicados en el
mercado.
Al mismo tiempo he sido algo perezoso dada la magnitud de la misión. Su
obra hasta la llegada de este The Shadow
of the Gods se divide en dos sagas situadas en el mismo mundo pero en
momentos temporales distintos, haciéndolas no necesariamente dependientes entre
ellas. La primera, que lo dio a conocer, es The
Faithful and the Fallen, compuesta por cuatro libros, el primero de ellos
ganador del premio David Gemmell a mejor debut de fantasía. La segunda, Of Blood and Bone, es una trilogía situada
un siglo después de la anterior. Según he leído, por encima y sin entrar en
mucho detalle, hablamos en ambos casos de sagas de pura fantasía épica con
personajes muy bien definidos, grandes dosis de acción y una importante ración
de sangre salpicando la cara del lector.
The Shadow of the Gods es el inicio de una nueva saga y, ahora sí,
el momento ideal para leer a John Gwynne. The
Bloodsworn Saga es un escenario completamente nuevo, con ninguna referencia
con las anteriores novelas. Se encuentra situada en un mundo claramente nórdico
lleno de referencias vikingas y, además, cuenta con una portada que vende
libros por sí misma. ¿Qué mejor momento?
En un mundo fantástico de corte vikingo, Vigrið, en el que los Dioses
lucharon hasta su propia extinción, The
Shadow of the Gods nos cuenta la historia de tres personajes: Orka, Varg y
Elvar. Cada uno con su propio pasado e historia particular, totalmente
diferenciada. Y, cada uno de ellos, con una voz claramente definida que hace
que no necesites leer el título del capítulo para saber en qué personaje se está
centrando en cada momento.
La historia de Orka es la de una madre al mismo tiempo que una de las más
fieras guerreras de Vigrið. Desde el mismo inicio la veremos sobrevivir al lado
de su marido e hijo aunque los eventos pronto elevaran el tono convirtiéndola
de una de las líneas argumentales más potentes del libro. Varg es un personaje
en busca de venganza por la muerte de su hermana. Para buscar la verdad
absoluta sobre lo ocurrido sus sospechas lo llevan a intentar unirse a una
banda de mercenarios. Enseguida lo veremos pelear a vida o muerte junto con un
medio trol y, a partir de ahí, ir de baño de sangre en baño de sangre. Elvar,
sin embargo, es una trama que tarda mucho en arrancar. Hasta medio libro no
terminé de enganchar con una historia que, sin embargo, diría que se convierte
en la más importante del último tercio de lectura. Lo que se revela sobre ella
en cierto punto intermedio cambia nuestra percepción sobre este mundo y da un
sentido a la previa (y, en parte aburrida) sucesión de batallas que no parecían
tener un destino o causa clara.
Ya lo he mencionado en un par de ocasiones pero tiene que quedar claro que
este es un libro muy sangriento. Dicen que el más sangriento de la obra de
Gwynne. Las batallas no acaban con un hachazo y listo. Los duelos son crueles,
a cara de perro (o de trol, en este caso), donde los personajes mueren de la
manera más salvaje posible. Pocos, muy pocos capítulos hay en este libro donde
no acabemos salpicados de vísceras como consecuencia de los fieros encuentros que
continuamente tienen lugar. Y, al mismo tiempo, las batallas son agiles y
directas al mismo tiempo que llenas de detalles muy realistas.
Durante las tres líneas argumentales de The
Shadow of the Gods encontraremos también diversos monstruos de corte nórdico
y fantástico con los que los personajes se irán enfrentando o, mejor, intentar
pasar desapercibidos dada la brutalidad de los mismos, ya sean trol, näcken u
otros mucho peores. Sin embargo, no puedo evitar destacar mi pequeña decepción
con el hecho de que la portada en realidad sea todo un reclamo para vender
libros, pero no tanto una escena que este en el libro. Es verdad que pronto
veremos unos dragoncitos pequeños, pero tienen que pasar centenares de páginas
para empezar a ver algo siquiera parecido a la magnífica ilustración de cubierta.
La parte buena, por el contrario, es que el libro es tan entretenido que pronto
se queda en algo anecdótico.
Dicho todo esto, que no es poco, The
Shadow of the Gods es una novela de fantasía épica de las que merecen la
pena leer. Mi primer acercamiento a John Gwynne se salda con una difícilmente superable
cantidad de sangre y escenas de lo más crudo, unido a personajes bien
caracterizados donde únicamente hubiera agradecido un pequeño resumen de
personajes para terminarme de situarme (llegado cierto momento entre palabrejas
nórdicas y nombres de personajes vikingos ya no sabía ni qué idioma estaba
leyendo). Sin duda este es el mejor momento de leer a Gwynne: una nueva trilogía, independiente, lleno de ritmo y acción, una portada a la que dirigir los ojos
al primer vistazo y una historia de fantasía cruda y visceral que no necesita de grandes
innovaciones para destacar sobre la mayoría.
496 páginas
Llevaba mucho tiempo queriendo leer a John Gwynne. Las referencias sobre su
obra siempre han sido excelentes y basta un vistazo a sus libros en GoodReads
para ver que la nota media de sus volúmenes, con decenas de miles de reviews, están
muy por encima de la habitual media para la mayoría de los publicados en el
mercado.
Al mismo tiempo he sido algo perezoso dada la magnitud de la misión. Su
obra hasta la llegada de este The Shadow
of the Gods se divide en dos sagas situadas en el mismo mundo pero en
momentos temporales distintos, haciéndolas no necesariamente dependientes entre
ellas. La primera, que lo dio a conocer, es The
Faithful and the Fallen, compuesta por cuatro libros, el primero de ellos
ganador del premio David Gemmell a mejor debut de fantasía. La segunda, Of Blood and Bone, es una trilogía situada
un siglo después de la anterior. Según he leído, por encima y sin entrar en
mucho detalle, hablamos en ambos casos de sagas de pura fantasía épica con
personajes muy bien definidos, grandes dosis de acción y una importante ración
de sangre salpicando la cara del lector.
The Shadow of the Gods es el inicio de una nueva saga y, ahora sí,
el momento ideal para leer a John Gwynne. The
Bloodsworn Saga es un escenario completamente nuevo, con ninguna referencia
con las anteriores novelas. Se encuentra situada en un mundo claramente nórdico
lleno de referencias vikingas y, además, cuenta con una portada que vende
libros por sí misma. ¿Qué mejor momento?
En un mundo fantástico de corte vikingo, Vigrið, en el que los Dioses lucharon hasta su propia extinción, The Shadow of the Gods nos cuenta la historia de tres personajes: Orka, Varg y Elvar. Cada uno con su propio pasado e historia particular, totalmente diferenciada. Y, cada uno de ellos, con una voz claramente definida que hace que no necesites leer el título del capítulo para saber en qué personaje se está centrando en cada momento.
La historia de Orka es la de una madre al mismo tiempo que una de las más
fieras guerreras de Vigrið. Desde el mismo inicio la veremos sobrevivir al lado
de su marido e hijo aunque los eventos pronto elevaran el tono convirtiéndola
de una de las líneas argumentales más potentes del libro. Varg es un personaje
en busca de venganza por la muerte de su hermana. Para buscar la verdad
absoluta sobre lo ocurrido sus sospechas lo llevan a intentar unirse a una
banda de mercenarios. Enseguida lo veremos pelear a vida o muerte junto con un
medio trol y, a partir de ahí, ir de baño de sangre en baño de sangre. Elvar,
sin embargo, es una trama que tarda mucho en arrancar. Hasta medio libro no
terminé de enganchar con una historia que, sin embargo, diría que se convierte
en la más importante del último tercio de lectura. Lo que se revela sobre ella
en cierto punto intermedio cambia nuestra percepción sobre este mundo y da un
sentido a la previa (y, en parte aburrida) sucesión de batallas que no parecían
tener un destino o causa clara.
Ya lo he mencionado en un par de ocasiones pero tiene que quedar claro que
este es un libro muy sangriento. Dicen que el más sangriento de la obra de
Gwynne. Las batallas no acaban con un hachazo y listo. Los duelos son crueles,
a cara de perro (o de trol, en este caso), donde los personajes mueren de la
manera más salvaje posible. Pocos, muy pocos capítulos hay en este libro donde
no acabemos salpicados de vísceras como consecuencia de los fieros encuentros que
continuamente tienen lugar. Y, al mismo tiempo, las batallas son agiles y
directas al mismo tiempo que llenas de detalles muy realistas.
Durante las tres líneas argumentales de The
Shadow of the Gods encontraremos también diversos monstruos de corte nórdico
y fantástico con los que los personajes se irán enfrentando o, mejor, intentar
pasar desapercibidos dada la brutalidad de los mismos, ya sean trol, näcken u
otros mucho peores. Sin embargo, no puedo evitar destacar mi pequeña decepción
con el hecho de que la portada en realidad sea todo un reclamo para vender
libros, pero no tanto una escena que este en el libro. Es verdad que pronto
veremos unos dragoncitos pequeños, pero tienen que pasar centenares de páginas
para empezar a ver algo siquiera parecido a la magnífica ilustración de cubierta.
La parte buena, por el contrario, es que el libro es tan entretenido que pronto
se queda en algo anecdótico.
Dicho todo esto, que no es poco, The Shadow of the Gods es una novela de fantasía épica de las que merecen la pena leer. Mi primer acercamiento a John Gwynne se salda con una difícilmente superable cantidad de sangre y escenas de lo más crudo, unido a personajes bien caracterizados donde únicamente hubiera agradecido un pequeño resumen de personajes para terminarme de situarme (llegado cierto momento entre palabrejas nórdicas y nombres de personajes vikingos ya no sabía ni qué idioma estaba leyendo). Sin duda este es el mejor momento de leer a Gwynne: una nueva trilogía, independiente, lleno de ritmo y acción, una portada a la que dirigir los ojos al primer vistazo y una historia de fantasía cruda y visceral que no necesita de grandes innovaciones para destacar sobre la mayoría.
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