'El Jardín del Tallador de Huesos', de Sarah Read

 

EL JARDÍN DEL TALLADOR DE HUESOS

Sarah Read
Traducción de José Ángel de Dios

Dilatando Mentes
272 páginas



La utilización de la figura de un niño como protagonista de una novela de terror puede provocar diversas reacciones en el lector, siempre que su uso sea con acierto y bien llevado a cabo. Una de ellas es lo rápido que la persona leyendo la historia puede empatizar con el personaje. ¿Quién no empatiza con un chaval que apenas supera la decena de años y que se ve desplazado por el resto de compañeros? Otra puede ser la sensación paternalista de saber que se la están jugando y que la ingenuidad del protagonista haga que no se esté dando cuenta de la que se le está viniendo encima. A veces, incluso esto supone más terror que el de la propia historia en sí misma.

Hay otras muchas consecuencias, pero estas dos fueron mis principales sensaciones durante la lectura de El Jardín del Tallador de Huesos. Sarah Read, ganadora del Bram Stoker gracias a esta obra, nos pone en la piel de Charley Winslow, un chaval que acaba con sus huesos en la escuela para chicos de Old Cross, en el norte de Inglaterra. Por motivos familiares su educación se ha visto alterada en numerosas ocasiones. Finalmente, parece que su llegada a este viejo edificio alejado de toda población puede ser su asentamiento definitivo y la oportunidad de desarrollar sus talentos. Uno de ellos es su amor por los insectos, lo que le lleva a entrar al colegio con una caja de insectos que lo harán ser un “bicho raro” entre sus compañeros. Son pocos aquellos que se le acercan.

Old Cross en sí mismo es otro de los nombres propios de esta historia. Su estructura, habitaciones y pasillos son parte fundamental para el desarrollo de la trama, la cual se inicia cuando uno de los pocos amigos de Charley, Ethan, desaparece. Oficialmente, se ha vuelto a casa con sus padres. Sin embargo, Charley no se muestra conforme con esta respuesta y las sospechas sobre su paradero lo llevaran hasta un ala del edificio que se encuentra tapiada desde tiempo atrás. ¿Qué horrores se esconden allí? Sus revelaciones indagaran en el pasado del edificio y personajes que la habitan e, incluso, de zonas exteriores, sacando a la luz secretos antiguos y recientes.

Volviendo a lo que comentaba al inicio es prácticamente imposible no sufrir con el pobre Charley. Cómo su relación con sus compañeros y, más importante, con algunos de los adultos que se encuentran tras las paredes de Old Cross, no son lo que parecen. Su ingenuidad es casi total durante gran parte de la novela. Además, Charley no deja de ser un chaval que debido a su juventud no ve el peligro en algunas de sus acciones. A su vez, esto puede ser un problema para lectores en busca de una lectura más “adulta” en cierta manera, dado que la visión más ligera de algunos acontecimientos puede resultar algo condescendiente.

En lo que respecta al componente terrorífico de la novela, y al contrario de muchas de las obras recientes publicadas en Dilatando Mentes, El Jardín del Tallador de Huesos no es una obra que pueda ni por asomo catalogarse como weird o extraña. Al contrario. Esta novela puede ser una perfecta puerta de entrada para quien busque una obra lineal con la que adentrarse en el género, siendo satisfactoria en todas sus líneas, ya sea en lo sorpresivo de algunas de sus revelaciones y su final o los distintos puntos álgidos que se van sucediendo en la trama. Al mismo tiempo puede quedarse algo escaso para un experimentado lector del género de terror, el cual no considero que sea mi caso.

La edición por parte de Dilatando Mentes, además de contar con una llamativa portada y diseño y unos extras en forma de fotos y referencias, incluye un prólogo de Daniel Pérez Castrillón y un postfacio de Consuelo Abellán, quien hace una interesante comparativa entre esta obra y Flores en el Ático, de V. C. Andrews.

No pude parar de leer El Jardín del Tallador de Huesos una vez empecé con su lectura. No solo conecté con Charley desde un inicio sino que el paulatino descubrimiento de lo que se esconde en el ala oculta de Old Cross me tuvo interesado durante una lectura que, por otra parte, no es especialmente innovadora. La ingenuidad del personaje principal me resultó un aliciente a la hora de empatizar con una historia con los suficientes giros para atrapar a quien lo esté leyendo durante sus algo más de doscientas páginas. Una historia al mismo tiempo no especialmente compleja y apta para primeros acercamientos al género.

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