NO HAY LOBOS EN TESAKOWA
Mónica Cuartero Santo
Mónica Cuartero Santo
Ediciones El Transbordador
268 páginas
268 páginas
Un escenario de ciencia ficción donde la vida se ha extendido más allá de
la Tierra, quedando esta para operaciones de dudosa ética. Una empresa que recibe
una autorización para realizar operaciones de fracking en una lejana y fría zona de Siberia. Rebeca Nerin, una fotógrafa
mediática, se lanza a conseguir fotos de una especie animal, el lobo, que se creía
extinguido pero de la que existe sospecha que podría quedar algún ejemplar en
la zona donde comenzaran las inspecciones subterráneas. El objetivo: parar
la actividad. Una vez sobre el
terreno contará con la inesperada ayuda de la comandante al cargo de desalojar
a los vecinos de la zona donde se asentara la empresa.
He de reconocer que no me he encontrado lo que pensaba encontrarme en este
libro. Sinceramente, tampoco tenía muy claro este punto, dado que el único motivo
por el que me acerque a esta novela es el aval de que El Transbordador es una
editorial con cuya línea suelo simpatizar. Ni quiera contaba con referencias de
Mónica Cuartero, la autora de quien ahora veo que la misma editorial publico Hijos del Río, una novela que únicamente
apareció en formato digital hace algo más de un año. Mi concepción previa sobre
esta historia me llevaba a pensar que estaría frente a un bio-thriller o algo similar. Nada más lejos de la realidad.
No hay lobos en Tesakowa comienza y, prácticamente termina, con
los reportajes y entrevistas a respecto de las acciones con las que el gobierno
ha autorizado a NatEnergy a realizar las operaciones en la zona de Tesakowa.
Sin embargo, el grueso de la novela se asienta sobre Basilia Weise, una
comandante que al poco de empezar la novela se adentra por sí misma en el
bosque alrededor del pueblo que iba a desalojar en busca de una anciana que no
aparece en el censo de habitantes de Tesakowa. El personaje de Basilia, como
reconoce la propia autora, está íntimamente basado en el de Basilia La Bella,
un cuento ruso de Aleksandr Afanásiev con el que quien lo haya leído encontrará numerosas
referencias.
Su búsqueda por el bosque se entrelaza con la leyenda de Baba Yaga, la
bruja de los cuentos rusos que se desplaza a través de toda Rusia, y quien
acoge en su cabaña a Basilia. De esta manera, intercalándose con las
actividades que Basilia llevara a cabo en la choza, la protagonista va
rememorando toda su vida y cómo ha llegado a ser la comandante que es en la
actualidad. Estos retazos de su vida pasada son un cambio de tono con respecto
al resto de la novela, cambiando el relato intimista que rodea a la novela por páginas
de recia educación militar, órdenes y duros momentos personales desde que era
una niña. Uno de los aspectos más interesantes es ir conociendo como el árbol de
decisiones tomadas por Basilia la terminó por formar como es y llegar al punto actual
de la novela.
No os engaño en absoluto cuando digo que No hay lobos en Tesakowa me ha gustado mucho. El balance entre el
relato intimista donde Basilia reflexiona en su actualidad sobre sus decisiones
y los continuos viajes al pasado a rememorar los momentos más decisivos me ha
funcionado perfectamente. La mezcla de cuentos y leyendas rusos con un relato
de índole militar y cómo ambos se relacionan desde la propia juventud de
Basilia hasta terminar en Tesakowa en vez de un campo de combate me ha
recordado a alguno de los clásicos de la ciencia ficción militar más conocidos.
Y todo esto con el trasfondo de la acción climática y la búsqueda de los lobos
que consigan acabar con las intenciones de NatEnergy.
Dadas las circunstancias en el momento de escribir estas líneas, cuando
estamos todos confinados en nuestras casas y donde todo se ha parado como si
alguien se hubiera dado al botón de stop,
es posible que No hay lobos en Tesakowa pase
completamente desapercibida. Lo cual sería una pena dado que me ha parecido una
novela fantástica, llena de elementos aparentemente difíciles de congeniar:
leyendas rusas, fracking, educación militar,
etc. que sin embargo encajan a la perfección con el adecuado balance entre un
relato intimista y la crudeza bélica. Si le dais la oportunidad os encontrareis
una novela cruda y, a la vez, esperanzadora.
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