'Firewalkers', de Adrian Tchaikovsky




FIREWALKERS

Adrian Tchaikovsky

Solaris
208 páginas






La tercera entrega de la serie de novelas cortas que Adrian Tchaikovsky publica anualmente con la editorial Rebellion/Solaris da continuidad a la idea sobre la que se asienta las anteriores. Acostumbrados como estamos a sus complejas novelas de ciencia ficción, llenas de generaciones de seres de todo tipo, portales y especies, leer esta serie de novellas (término inglés utilizado para designar una novela corta) en las que Tchaikovsky coge un tema específico y crea una historia alrededor de él son un pequeño relax dentro de su amplia producción.

Firewalkers nos lleva a una Tierra en un futuro no demasiado lejano en la que el cambio climático no es el futuro sino el pasado. La humanidad ya vive en un planeta donde las temperaturas han aumentado dramáticamente y vivir en el ecuador no es posible. Los desiertos avanzan y las zonas por habitar se han reducido drásticamente. Una de las pocas ciudades que resisten en el ecuador es Ankara, donde se sitúa uno de los ascensores espaciales que las clases pudientes utilizan para escapar a las naves donde las temperaturas son más templadas y pueden disponer de todas las comodidades. En superficie quedan las clases sociales sin recursos entre los que algunos consiguen ser firewalkers, una profesión que se gana la vida saliendo de la protección de la ciudad para arreglar los infinitos campos de paneles solares que alimentan las naves donde se encuentran las clases altas.


Con este punto de partida, Tchaikovsky pone a un equipo de tres jóvenes firewalkers, Mao, Lupé y Hotep, a realizar una misión de arreglo de paneles para la que se les promete un buen sueldo pero que a la vez implica adentrarse como casi nadie lo ha hecho en los enormes desiertos de placas solares. Como comprueban al poco de abandonar Ankara en estos yermos también se encuentran naves abandonadas. En ellas, tiempo atrás (o no tan atrás), se llevaron a cabo experimentos crueles con resultados terroríficos. También encontrarán algún habitante poco cabal que aun reside en pequeñas casas y cuyas creencias se mantienen casi intactas.

Además del aspecto climático que claramente se circunscribe en la tendencia pesimista del mismo, la novela incide principalmente en las diferencias de clases y cómo es la gente de trabajos menos cualificados quienes sostienen el sistema, sea este cual sea. Algo que también estamos viendo en nuestra actualidad, donde los otrora ninguneados trabajadores de supermercado (por poner un ejemplo entre otras muchas profesiones) son los que en tiempos de crisis permiten que gran parte de la sociedad puedan seguir teniendo un alimento que llevarse a la boca. Y todo eso mientras otros arriesgan sus vidas a diario para salir a la calle. En este sentido, Firewalkers es una novela que inicialmente podría parecer distópica pero que, sin embargo, esta cada vez menos alejada de la realidad.

Esta trilogía de novelas cortas independientes que comenzó con Ironclads, continuó con Walking to Aldebaran e inicialmente se cerraba con Firewalkers, ha sido recientemente extendida contractualmente para que en los próximos tres años se sigan publicando otras tantas novelas cortas de ciencia ficción dando lugar a un total de seis historias. Tchaikovsky ha comentado que su temática se dividirá en dos bloques. Por un lado Ironclads, Firewalkers y otra futura publicación que se centraran en describir futuras distopías y desigualdades sociales. Por otro lado, Walking to Aldebaran, la futura One Day All This Will Be Yours y otras con título por confirmar contaran historias de personajes que acaban en lugares que pondrán a prueba su salud mental.

Reconozco que acostumbrado como estoy a las complejas y elaboradas tramas de Tchaikovsky en sus novelas largas de ciencia ficción, Firewalkers se me queda un poco corta en intenciones. Con todo, esta es una novela corta para leer en dos buenos ratos, con el suficiente worldbuilding en la primera mitad y el suficiente grado de emoción en la segunda. Lo cual no es poco teniendo en cuenta que apenas son doscientas páginas. 

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