THE GLASS HOTEL
Emily St. John Mandel
Picador Books
320 páginas
320 páginas
Vaya por delante, antes de entrar en materia con The Glass Hotel, que no leí la anterior novela de Emily St. John
Mandel, Estación Once (Kailas
editorial, 2016). Tampoco ninguna de las anteriores, aun sin traducir al
castellano, por lo que esta es mi primera lectura por parte de la novelista
canadiense. Recalco este detalle porque, según he podido leer en otros
comentarios sobre esta obra, hay ciertos personajes que aparecen en esta novela
que provienen de Estación Once. Esto
sugiere una especie de universo literario conectado pero lo suficientemente
independiente como para que no suponga un problema para quien se acerque por
primera vez a sus novelas. Algo parecido a lo que hace David Mitchell, vaya.
The Glass Hotel empieza y acaba de la misma manera: Vincent,
una de las protagonistas, desaparece del barco en el que se había enrolado
huyendo de toda su vida anterior. ¿Qué vida era esa? Buena parte de la novela
trata precisamente de cómo Vincent y el resto de personajes forman parte de un
completo entramado del que, cuando explota, deben huir de la manera que puedan.
El hotel de cristal que da título a la novela es un edificio de lujo mayormente
transparente situado en una isla de la Columbia británica, al oeste de Canadá.
Llegar a esta isla únicamente es posible por vía marítima. Allí trabajan tanto
Vincent como su hermano Paul. Una noche, aparece un extraño mensaje en uno de
los cristales del edificio. Mientras las pistas apuntan directamente al hermano
de Vincent como el autor de la frase, ella y el dueño del hotel, Jonathan
Alkaitis, comienzan una relación que no terminara aquí.
Un concepto con el que merece la pena familiarizarse a la hora de leer la
novela, y cuya denominación no conocía (aunque sí la idea) es el del Esquema
Ponzi. El Esquema Ponzi es una operación fraudulenta de inversión que implica
abonar a los inversores actuales los intereses obtenidos del dinero de nuevos
inversores, quedándote el beneficio original en tu bolsillo. Este sistema
piramidal, desgraciadamente conocido por la crisis económica que desde 2008 nos
afecta a todos en mayor o menor medida, es una parte importante de esta novela.
En este punto de la reseña ya he mencionado el barco de donde desaparece
Vincent, el hotel de cristal donde da inicio la historia cronológicamente y el
esquema Ponzi cuyo entendimiento ayuda a entender algunos de los eventos de la
novela. The Glass Hotel es, en su mayor parte, la historia de todos estos
personajes (Vincent, Paul, Jonathan) más algunos secundarios, creando una vida
en Manhattan a partir de los beneficios de este engaño. La historia viaja de
atrás hacia delante, desde inicio de los años 90 hasta casi el 2030,
contándonos como estos personajes montan una vida fuera de los normal, una vida
irreal y paralela a lo que sucede fuera de los despachos donde se planean los
engaños.
Uno de los aspectos más interesantes de la novela es cómo Emily St. John
Mandel juega con sus personajes y las realidades alternativas. El hecho de que
personajes como Vincent o Jonathan tomen unas decisiones a sabiendas de que
están realizando algo ilegal y que tendrá consecuencias provocan que ellos
mismos se pregunten constantemente por qué pasaría si no tomasen esas decisiones.
Para ello imaginan vidas paralelas cuyo árbol de decisiones ha sido distinto y
donde aparecen personajes que no tendrían por qué estar ahí. A veces esas vidas
paralelas resultan tan realistas que confunden no solo al personaje sino al
propio lector.
Sin embargo, a pesar de todo lo dicho, finalmente he tenido la sensación de
que me ha faltado algo más para poder recomendar The Glass Hotel sin ninguna duda. El hecho de que el propio hotel
de cristal que conocemos al inicio de la novela y que esporádicamente ira
apareciendo en la trama no sea aprovechado en mayor medida me ha resultado algo
decepcionante. Al final de la novela me ha quedado la sensación de que todo se
sustenta en el Esquema Ponzi y las consecuencias legales y morales de llevarlo
a cabo, con unos personajes que se ven enrocados en una trama financiera de la
que no pueden salir y, quien lo consigue, tampoco consigue retomar una vida
normal.
The Glass Hotel es, sin duda, una novela maravillosamente
escrita. Las páginas caen casi sin darnos cuenta. Es una pena que las
expectativas que la propia obra va creando no terminen por concretarse en un
argumento que, por estructura y elementos, podría tener una profundidad mayor
pero que se queda en un plano intermedio que me ha dejado algo frio.
Mierda, por culpa del primer párrafo, ya quiero leer. Disfrute bastante de Estación Once, pero es que el resto de lo que cuentas: lineas temporales hacia delante y atrás, historias de personajes,...etc. Es MITCHELL. Y como no, eso me encanta. Lo de las vidas paralelas, me parece un buen regalito para el lector.
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