Sportula
466 páginas
466 páginas
Después de decenas de obras publicadas de manera más o menos continuada
desde mediados de los noventa, Rodolfo Martínez ha decidido lanzarse con la que
es, en sus propias palabras, su obra más ambiciosa. Autor de novelas de toda
índole, ya sean pastiches holmesianos,
fantasía épica o ciencia ficción hard,
el escritor asturiano se lanza ahora con una saga cuyos primeros pasos se dan
con La Simiente de la Esquirla.
Este primer volumen de la colección nos presenta desde la primera página a Kláiner
el Hereje, matador de monstruos, azote de verjóngers y enemigo público número
uno de las clases dirigentes en la región de Elantegnek, más concretamente la
ciudad de Volkenskap. Su día a día consiste en acabar con todos los seres, los anteriormente
mencionados verjóngers, que cruzan a través de unos extraños portales mágicos desde
un origen desconocido. En una de estas aventuras se encontrará que no solo estos
misteriosos seres han aparecido en su lado del portal sino que están acompañados
de una joven la cual esconde muchas de las respuestas sobre esos portales: su porqué,
el origen y su objetivo final.
Kláiner no está solo. En su refugio, una especie de batcueva digna del
mejor Bruce Wayne, se acompaña de una IA que es un cerebro gelificado, una
mente artificial funcional y autónoma cuyo núcleo básico es un manojo de
células nerviosas de origen vegetal en un baño de gel que las nutre y las
protege. Su capacidad de cálculo, dialogo y razonamiento ayudan a Kláiner a
entender lo que esta chica significa en el entramado del continente y alcance
en la política global. Esta inteligencia artificial, además, es un elemento
clave no solo para el transcurrir de los acontecimientos de la novela, sino que
es un personaje no humano con el que es sumamente sencillo empatizar y da una
vida especial al discurrir de la novela. La primera mitad del libro, por tanto,
se centra principalmente en resolver el misterio detrás de la aparición de la
chica, su origen y cómo sus revelaciones cambian al hereje Kláiner.
Durante esa primera mitad leeremos innumerables referencia a idiomas,
regiones y eventos actuales que se añaden a múltiples referencias a eventos
pasados. Tanto que, por momentos, pueden resultar abrumadores. En un contexto
como el de este libro, el primero de una saga que sumará más de mil seiscientas
páginas una vez concluida, será normal encontrarnos con ciertos pasajes que
terminaran por encajar más adelante. Reconozco que alguno de estos momentos se
me hizo algo pesado pero, por suerte, no son largos. Aunque numerosos y
necesarios en el contexto.
Por otro lado, el propio devenir del argumento de la novela nos permitirá una
vez metidos en la segunda mitad de la novela conocer de manera más cercana
algunas de las referencias que se leían en las primeras páginas. Rodolfo Martínez
ha creado toda una cultura y una historia particular para cada región, así como
nuevos idiomas que nos resultarán tan extraños como al propio personaje que
entra en contacto con ellos. Y es que, si bien el inicio de la novela tiene
momentos de acción más endiablada, La
Simiente de la Esquirla termina enseguida derivando en una historia con
mayor componente de intriga política, que cruza intereses de diversos gobiernos
con los de otras facciones, incluida la eclesiástica. Los puntos de vista se amplían
conforme las páginas avanzan y los eventos a lo largo y ancho del continente de
Duniya se suceden sin freno aunque, a estas alturas, con efectos aun locales.
En este sentido, el autor incluye en este mundo fantástico multitud de
referencias a temas de plena actualidad (aunque, quizá, hayan sido de plena
actualidad a lo largo de la historia de la humanidad. La nuestra y la del mundo
que se nos presenta) poniendo para ello voz en personajes de toda índole,
procedencia, color de piel o idioma, entre otros, generando con ello un mundo
cuya región tiene su propia personalidad y preocupaciones.
El Hueco al Final del Mundo es una historia que no ha hecho más que
comenzar. No en vano, el autor promete cuatro entregas más un quinto volumen
complementario. Este libro no resuelve la mayoría de las preguntas que se
plantean, al menos no las más importantes, sino que sirve de gran prólogo a los
acontecimientos que supongo se esperan más adelante. El final de esta novela es
únicamente el primer capítulo de un complejo entramado que con total seguridad
nos llevará a lo largo y ancho del mapa que acompaña a este texto.
Rodolfo Martínez ha creado una amplia cronología de un mundo de ciencia ficción
donde también existen ciertos elementos fantásticos con los que se da la mano
con total naturalidad. Aunque en un inicio parece que Kláiner será el
protagonista absoluto de la historia, pronto nos damos cuenta que cada personaje
tiene su historia por contar, con sus propias aventuras y desafíos. La Simiente de la Esquirla es una novela
que se lee rápido a pesar de su relativa longitud y que deja las suficientes
claves en el camino como para atreverse con la segunda parte. Si el viaje al
final del camino merecerá la pena es algo aún por descubrir.
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