MCD X Fsg Originals
336 páginas
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Es altamente improbable que en algún momento de mi vida hubiera llegado a
leer este libro sin una recomendación previa. Las razones son varias pero puedo
resumirlas en una misma frase: novela de ciencia ficción que aparece en
editorial independiente norteamericana completamente fuera del género y escrita
por un autor mexicano del que apenas hay referencias. Ahora decidme las
probabilidades que había de que terminara con un volumen así en mis manos.
El motivo de que finalmente haya sido así se encuentra en una columna que
los escritores Silvia Moreno-García y Lavie Tidhar publican con relativa
periodicidad en el Washington Post. En la que se publicó en Octubre Silvia
recomendaba encarecidamente esta Tears of
the Trufflepig presentándola de una manera tan loca que un servidor,
viniendo de leer la fabulosa La mucama de
Omicunlé de Rita Indiana y habiendo quedado encantado de esta literatura
que se propone mezclar todo tipo de temas sin rubor, no pudo evitar echar el
ojo y marcarlo entre sus objetivos más próximos.
Las expectativas estaban altas. Y me he vuelto a enganchar a una locura
distópica que, sin llegar a los niveles de la novela de Indiana mencionada
anteriormente, consigue sin ninguna dudar crear un escenario digno de la
ciencia ficción en un futuro cercano donde la humanidad, si cabe, se ha ido más al
garete.
Desgraciadamente, en los últimos años se ha convertido en habitual escuchar
noticias sobre el muro que Donald Trump pretende construir a lo largo de toda
la frontera con México. En Tears of the
Trufflepig no existe solo un muro sino que hay dos. Y mientras un tercero
esta en visos de empezar a construirse, Esteban Bellacosa vive en la frontera
entre el sur de Texas y la propia México mientras se gana la vida consiguiendo
maquinaria para quien sea que lo necesite y pueda pagar por sus servicios (y
por la maquina). Por culpa de su trabajo debe cruzar habitualmente la frontera
de un lado para otro en unos tiempos donde cada vez se está limitando más el
acceso aunque el flujo sigue siendo constante. ¿Recordáis las noticias que
hablaban de gente que se dedicaba a asentarse en la frontera y pegar un tiro el
primer inmigrante que asomara? En el futuro que esta novela plantea esto ya es
la normalidad.
Los narcos, por otro lado, han descubierto una nueva manera de traficar. Se
dedican a secuestrar a biólogos, encerrarlos bajo coacción en laboratorios escondidos y
obligarles a traer de vuelta animales ya extinguidos. Los
millonarios están pagando auténticas fortunas por estos animales y suponen una
fuente de inversión garantizada aun con riesgos. Nada despreciable la escena en
la que uno de los líderes de los narcos termina comido por uno de estos seres.
Entre ellos, el trufflepig que da
título a la novela, un ser mitad cerdo mitad reptil antaño adorado por una
tribu india, del que se dice que posee extraños poderes.
Nuestro protagonista, Bellacosa, se encontrara con un solitario periodista
que ha conseguido un pase para una cena absurdamente cara y exclusiva donde los
platos serán de carne de animales largo tiempo extendidos. Con un alto coste
han sido creados de nuevo y seguidamente matados para poder servir de alimento
a estómagos de una gente con el dinero por castigo. Nada más entrar por la
puerta ambos ya tendrán su primer encuentro con un trufflepig y lo que significa tenerlo cerca. A partir de aquí
comienza una aventura loca donde aparecen en juego clanes de narcos, familiares
resucitados, drogas, un poco de acción y unos cuantos toques de humor negro que
dan la puntilla a un repertorio magnifico.
Como buena distopía, la novela tiene un buen número de críticas y
referencias a temas actuales y cómo estos pueden llegar a extremarse en el
futuro. Además del ejemplo del muro que comentaba más arriba que aun con un
tercer bloque en ciernes no consigue evitar el paso de personas entre países,
en el fondo de la novela se vislumbra una crítica al poder del capitalismo y el
dinero para jugar con una cultura milenaria como la mexicana. Por no hablar de
esos pequeños detalles que Flores deja diseminados en las descripciones y que
nos hacen una idea de que Tears of the
Trufflepig es una novela de futuro más cercano del que podría parecer.
Para los hispanohablantes como yo esta novela tiene una curiosidad y es que
por su localización el texto está repleto de expresiones latinas que sin duda
ayudan a crear la ambientación adecuada. He de reconocer, sin embargo, que a
veces me volvía loco con tanto cambio de idioma en el mismo párrafo.
No todo es positivo y es que la novela peca de ciertos tramos donde el
ritmo decae significativamente y no está claro a donde nos quiere llevar el
autor. Hasta que finalmente alguna escena clarificadora marca la pauta para los
siguientes capítulos. Esto hace que mientras haya tramos que se devoran
mientras alucinas con lo que estás leyendo hay otros donde cada capítulo
resulta algo pesado, sobre todo en el primer tercio del libro.
Con todo esto solo puedo decir que Tears
of the Trufflepig es una novela distópica con un punto de vista diferente
al que conocemos y un resultado que deja un buen sabor de boca a pesar de
algunos de estos defectos que comentaba al final. Dado que se trata de apenas
la segunda referencia existente del autor mexicano Fernando A. Flores, su
nombre ha quedado apuntado en mi lista de autores a seguir en un futuro y ver
qué nos propone en su siguiente obra.
Independiente, fuera del género y mexicano. Menuda vuelta de tuerca. La distopía no es lo que más me vaya, pero reconozco que esa mezcla de latino-americano, como en el cómic Barrier por ejemplo, me suele sacar una pequeña sonrisilla.
ResponderEliminarEsta claro que no va a ser la reseña con más visitas del blog. Pero si alguien se anima a leerla ya me sentiré satisfecho!
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