Hodder & Stoughton
138 páginas
Mientras llega la
oportunidad de continuar leyendo nuevas historias situadas en la saga Wayfarers que la ha dado a conocer,
Becky Chambers regresa a la mesa de novedades editoriales con una novela corta,
de lectura independiente, titulada To be
Taught, If Fortunate.
El largo viaje a un planeta iracundo (Insólita Editorial, 2018), A
Closed and common orbit (Insólita Editorial, 2019) y Record of a spaceborn few han cerrado, por el momento, una saga que
ha hecho merecedora a su autora del premio Hugo 2019 a mejor serie de ciencia
ficción. Esta nueva obra, como no podía ser menos, nos lleva nuevamente a las
estrellas y planetas que vemos en nuestro firmamento y que tanto anhelamos
visitar, explorar y conocer. Sin embargo, aunque continuista en ciertos
aspectos, este libro aporta nuevos e interesantes conceptos en la literatura de
Chambers que merecen ser destacados. No tanto en la premisa del libro, que no es
innovadora de por sí, sino en los elementos que utiliza para ello.
Visitar, explorar
y conocer. Precisamente estos tres elementos son el leiv motiv de esta novela corta. Becky Chambers nos sitúa en las
primeras décadas del siglo XXII, apenas un siglo por delante de nuestra
actualidad. El programa Lawki se ocupa de visitar exoplanetas en los que hay
indicios de cierta actividad que podrían indicar la existencia de vida. To be Taught, If Fortunate es el diario
de misión de Ariadne O’Neill, una de las cuatro personas que se encuentran en
la nave Merian con destino a dichos exoplanetas. Los escritos de Ariadne nos
situaran, de primera mano, en el minuto a minuto de la llegada, aterrizaje,
exploración y marcha de los cuatro exoplanetas objetivo de la misión: la helada
luna de Aecor y los terrestres Mirabilis, Opera y Votum, todos ellos girando
alrededor de una estrella enana roja llamada Zhenyi.
Sobre el programa
Lawki es importante destacar que su objetivo no es el de terraformar los
planetas que visita. Tampoco intentar llevar especies, plantas o cualquier otro
elemento de nuestro planeta origen que pueda alterar el normal curso de los
acontecimientos en el planeta destino. Es clave, por tanto, que los humanos que
se encuentran en la nave se adapten a las condiciones de vida que van a
encontrar. Para ello, durante el viaje hasta este sistema, los tripulantes se
ponen unos parches que alteran el microorganismo y su biología, ayudándoles a
adaptarse a sus nuevas condiciones, muy diferentes a las que conocen del
planeta Tierra. Esto que Chambers llama “somaformar” (somaform, en el inglés original) es, sin duda, resulta un aporte
interesante y, en nuestro mundo real, podría ser una solución efectiva a los
largos periodos de tiempo necesarios para llegar al destino escogido y los
cambios de toda índole que allí encontraremos.
To be Taught, If Fortunate incluye, además, algunos de los
componentes clave y más reconocibles de la obra de Becky Chambers como las relaciones entre
personajes, la sexualidad de los mismos y, por encima de todo, ese trabajo en
equipo que demuestra que, juntos, se pueden conseguir cosas increíbles. Personajes
que se ven emocionalmente muy afectados por las noticias que, con retraso,
llegan desde la Tierra. Los catorce años que tardan los mensajes en llegar
hacen que las comunicaciones sean imposibles y, quizá, irreparables en algún
caso, llegando a una situación límite que puede cambiar el transcurrir de la
misión en un, quizá, algo precipitado final. He de decir que personalmente he
empatizado por completo con el sentimiento de estos cuatro exploradores que
nada pueden hacer mientras reciben mensajes poco halagüeños.
Durante las
estancias en los planetas, Chambers se cuida mucho de balancear la parte
técnica de aterrizaje, exploración e investigación de seres. To be Taught, If Fortunate no es para
nada una novela dura de ciencia ficción, aunque por momentos coquetee con ello.
Ya lo avisa la protagonista de la novela en las primeras páginas: este diario
está escrito para todo tipo de persona y no requiere ningún tipo de
conocimiento previo más allá de la propia curiosidad por conocer nuevos
planetas.
Hay mucho,
muchísimo más, que se podría comentar sobre esta novela corta. Sobre cada uno
de los planetas objeto de la misión, los seres y experiencias que los
protagonistas vivirán en cada uno de los planetas, sobre como esos parches
pueden afectar para bien y para mal al propio cuerpo humano, etc. Pero lo mejor
es que deis una oportunidad a To be
Taught, If Fortunate. Se trata de una novela corta continuista en estilo
con lo que conocemos de Becky Chambers, pero situada en un futuro más cercano y
próximo con el que podemos empatizar, si cabe, de manera más directa. Y creo, sin
duda, que lo consigue.
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