"Golden State", de Ben H. Winters


GOLDEN STATE
Ben H. Winters


Century
384 pags




El concepto de Gran Hermano es algo tan viejo como la publicación de ‘1984’, la novela más recordada del británico George Orwell. No hace falta que explique mucho de qué trata dado que ha sido también utilizado como nombre comercial de cierto programa de televisión en el que no voy a entrar en esta reseña. Sin embargo, cualquiera que no haya vivido en una urna completamente aislada o en un régimen dictatorial sabe perfectamente cuál es la idea básica del concepto.

El término ha cobrado cada vez más relevancia social con el paso del tiempo. La creación y avance de nuevas tecnologías han ido permitiendo que todo el imaginario de Orwell se esté llevando poco a poco a la realidad para goce de muchos, pero con una componente invasiva en el individuo que utilizado de cierta manera podría provocar ciertos problemas como los que ya vamos atisbando estos últimos años con redes sociales y robo de datos personales.

En ‘Golden State’, Ben H. Winters retoma el concepto para llevarnos a una especie de nación que bien podría ser California pero cuyo nombre en este caso da título a la novela. En este lugar todo está controlado. Y cuando me refiero a todo me refiero a que tu vida, tus actos y tus conversaciones, quedan grabados en audio, video y por escrito. Hasta el punto de tener que cargar con una grabadora de voz cuando sales de tu casa, dado que podría ser que a algunos sitios los múltiples micrófonos instalados la señal no llegara correctamente.

Laszlo Ratesic es un Especulador. Pertenece al servicio de especuladores encargados de esclarecer hechos que tiene lugar en Golden State. De hecho, las personas pertenecientes a este grupo son los únicos que pueden elaborar y publicar teorías sobre cualquier acontecimiento, dado que ellos serán los únicos con posibilidad de revisar y dar por bueno todo lo registrado. De esta manera pueden tener todas las opiniones, hechos, datos y reacciones ante algo que haya sucedido. La novela se inicia en el momento en que un hombre cae del tejado de una casa. El golpe le causa la muerte en el acto y esto obliga a Laszlo y su nueva compañera a investigar todo lo registrado para poder tener el detalle y descubrir si hay un culpable detrás del terrible suceso.

Este hecho permite a Ben H. Winters comenzar a desplegar todo el detalle sobre el mundo que rodea a los protagonistas. Cómo se manejan las grabaciones donde se registra todo detalle, cuáles son los procesos para llegar a ellas y descubrir, como no podía ser de otra manera, que por mucha vigilancia que se instale la corrupción puede seguir campando a sus anchas de una manera que no difiere mucho de la que vemos en el día a día actualmente.

La novela alterna momentos muy interesantes en la descripción de las reglas del juego, que se van diseminando a lo largo de la novela, con la parte detectivesca. En un teórico duelo entre ambas facetas, lo cierto es que a mí me ha interesado mucho más la especulativa, donde poco a poco vas formando el complejo puzle ante el que la sociedad de Golden State se enfrenta a diario. La trama criminal sirve en cierta medida para mostrar eso y llevar al lector de la mano de todas las posibles aristas y agujeros que una sociedad controlada de este tipo puede tener. Lo fácil, por tanto, sería considerar a ‘Golder State’ como una novela distópica aunque es verdad que ciertos acontecimientos que suceden en la realidad están en línea con lo que aquí se vislumbra.

Precisamente por esto, la novela pierde algo de fuelle en el último tercio, donde se centra más en la resolución del caso que en seguir explotando el entorno. Y eso a pesar de que la novela tiene un último capítulo que, si bien añade más contexto a la parte especulativa, personalmente me sobra y no creo que fuese necesario explicar aún más ciertos puntos mencionados a lo largo de la novela. Si llegáis a leerla sabréis a qué me refiero.

Aunque seguramente la mayoría no lo relacionéis, a Ben H. Winters lo hemos podido ver publicado en España en varias ocasiones. Hace un tiempo gracias a las adaptaciones con las que estrenó en el mundo literario, ‘Sentido y Sensibilidad y Monstruos Marinos’ y ‘Androide Karenina’, ambas fáciles de encontrar por algunas zonas de saldos y que no pienso leer en mi vida. Más recientemente, en el año 2017, sería la Colmena Ediciones (dependiente de la Editorial Hidra) quien publicaría la primera entrega de ‘El Último Policía’, la saga que le ha dado a conocer y cuyo punto de partida resulta al menos tan interesante como el de ‘Golden State’ por lo que no descarto acercarme en un futuro.

‘Golden State’ me deja por tanto una buena sensación. Es una novela de lectura rápida, ideal para quienes les gusta la especulación sobre cómo podría ser el futuro cercano. No resulta especialmente novedosa, pero combina de manera correcta estos componentes con los de la clásica novela de thriller criminal, cerrando finalmente toda la historia en un solo volumen independiente.

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