Quizá la novela de fantasía épica en castellano más destacada de los últimos años sea "La Piedad del Primero" (Sportula, 2014). El debut del salmantino Pablo Bueno nos sorprendió una excelente muestra de buen hacer que se repite en su continuación, "La Hora de los Desterrados", editada nuevamente en Sportula.
Resultaba inevitable que nos pusiéramos en contacto con Pablo y nos contará más detalles sobre este volumen que rivaliza en tensión y calidad con su ópera prima. Si aun no os habéis acercado a su obra, esperamos que esta entrevista os ayude a decidiros. No os arrepentiréis.
Muchas gracias, Pablo, por atender las preguntas de Calles de
Tinta.
Muchísimas gracias por invitarme
y un saludo a todos los lectores del blog.
En tus propias palabras ¿cómo podemos resumir el argumento de “La hora
de los desterrados” sin demasiados spoilers, de manera que podamos animar a la
gente no solo a leer esta nueva entrega sino a comenzar la aventura desde un
inicio?
Lo cierto es que creo que es casi
imposible hacerlo, al menos bajo la premisa de no revelar demasiado de lo que
ha sucedido hasta el momento. Pero, al menos para los que sí hayan leído la
primera parte, podemos decir que la historia transcurre en gran medida desde el
punto de vista y de la mano de los que hasta ese momento eran el enemigo.
Es algo con lo que jugaremos
mucho en esta novela: aparecen puntos de vista distintos, no solo el de los
personajes principales. Es, por así decirlo, como si ascendiéramos con nuestra
cámara para poder observar una mayor parte de lo que realmente está sucediendo
en el mundo.
En términos generales, también podemos
decir que estamos ante el momento en el que se revelará por fin parte de la
importancia que tiene el pasado en la historia que nos han estado contando
hasta estos momentos; en qué medida esos retazos que conocemos de lo que
sucedió antaño van cobrando protagonismo.
“La Hora de los desterrados” es la continuación, ¿directa?, de “La
Piedad del primero”. ¿En qué punto de la historia se sitúa el inicio de esta
segunda parte con respecto al final de la anterior?
La Piedad del Primero terminaba
en todo lo alto, en lo más alejado que podamos imaginar de lo que sería un
punto de reposo. La historia acababa de tener un giro enorme y, casi de pronto,
todo lo que el lector daba por sentado se había dado la vuelta. La Hora de los Desterrados retoma ese
momento de tensión, de cliffhanger
total, e incluso nos muestra en el prólogo cómo se vivió desde el punto de
vista contrario a los protagonistas.
En todo caso, sí, es una
continuación directa de La Piedad del
Primero y, tal y como yo lo veo, no debería leerse de forma aislada.
En cuanto a los personajes, creo
que resulta especialmente interesante, casi morboso, ver cómo han evolucionado
en este tiempo y, sobre todo, cómo se relacionarán a partir de ahora entre
ellos.
Algunas escenas de La Piedad del Primero conllevaban un lenguaje muy formal. En La Hora de los Desterrados, al salir de ciertos círculos, lo lógico es que el registro en el que nos movamos sea también más relajado.
Uno de los comentarios más recurrentes a la hora de hablar de tu obra
es el lenguaje utilizado. Tus historias están llenas de descripciones que,
lejos de resultar largas y cargantes, son altamente descriptivas del paisaje,
lugar o situación en la que nos encontramos gracias a la ampulosidad y el
barroquismo de las mismas. Esto que en “La Piedad del primero” nos apasionó a
tus lectores tengo la sensación, tal y como comentaba en mi reseña, que lo
adaptas para la nueva situación en la que se encuentran tus personajes. ¿Es
esto buscado? ¿Ha sido tu idea desde el inicio?
La verdad es que en mi manera de
escribir trato, aunque el resultado sea tan “amplio”, de que solo esté lo
imprescindible. Creo que cada escena debe tener un propósito y que el mundo que
creamos debe estar al servicio de la historia, y no al revés, como sucede en
ocasiones.
En este sentido, es cierto que
algunas de las escenas y personajes de La
Piedad del Primero conllevaban un lenguaje muy formal, con abundancia de
fórmulas de cortesía, muy cuidado. El ambiente en el que sucedían los
acontecimientos los hacía casi obligatorio. Sin embargo, al salir de ciertos círculos
o hacernos acompañar de personajes, digámoslo así, más naturales en el trato, lo lógico es que el registro en el que nos
movamos sea también más relajado.
Creo que esa adaptación al medio
juega en favor de las historias, que les aporta verosimilitud y variedad.
Una diferencia notable en el desarrollo de “La hora de los desterrados”
es el cambio en la narración en lo que respecta a Marc. Al contrario de lo que
pasaba en “La piedad del primero”, Marc ya no es, en muchos momentos, ese
narrador confiable de la mano de quien conocíamos todos los secretos del
Imperio. ¿Forma parte del crecimiento del personaje o es algo que pensaste que funcionaría
mejor para esta novela?
Forma claramente parte de su
evolución. Marc se convierte en un personaje no tan confiable como era, o como
nos pensábamos que era antaño. Los sucesos que se narran en La Piedad del Primero han terminado por
romperlo. De hecho, parte de lo que se nos muestra en algunas escenas muy
cruentas de esta segunda parte habría sido impensable en la anterior versión
que conocíamos de él.
Tanto es así que incluso
protagoniza uno de los varios “engaños” que se vienen gestando desde el comienzo
de la novela. Pero, más allá de esto, lo cierto es que Marc tampoco es ya el punto
de vista más importante, o al menos no siempre. Como decíamos antes, aparecen
distintos enfoques que confieren un enriquecimiento del discurso narrativo.
En La Hora de los Desterrados, Marc ya no es el punto de vista más importante. Aparecen distintos enfoques que confieren un enriquecimiento del discurso narrativo.
La Voluntad es la sutil magia que las personas de este mundo fantástico
pueden llegar a desarrollar con una correcta formación. Para aquellos que hayan
leído “La piedad del primero”, ¿Qué evolución tiene esta magia en esta segunda
novela? ¿Continúa siendo tan sutil en su funcionamiento y utilización por parte
de los protagonistas?
Sí, en parte. Cuando estaba
escribiendo La Piedad le daba muchas
vueltas a este asunto y decidí enseguida que no quería fuegos artificiales,
bolas de fuego ni grandes florituras mágicas. Tengo que decir, y será la única
muestra de vanidad por hoy, que estoy muy orgulloso del nombre que encontré. La
Voluntad es un recurso sutil, extraño, complicado y que pocos personajes
parecen comprender realmente. Es algo que sale de dentro y, por lo tanto, puede
tomar formas distintas según quien la ejecute; algunas, sorprendentes.
En La hora de los desterrados podremos ver formas nuevas de esgrimirla
y, por cierto, algunas bastante divertidas, por así decirlo.
El mundo fantástico donde se centran los sucesos de estas dos novelas y
de la saga es una especie de península ibérica con la capital, Hÿnos, situada
en el centro de la misma. No solo en lo morfológico se pueden ver ciertas
referencias a la realidad, sino que también hay otros hechos muy significativos
durante la lectura que llaman la atención rápidamente. ¿Es la realidad del día
a día una gran influencia a la hora de crear muchos de los componentes de un
mundo fantástico como este?
Creo que es algo más inevitable y
subconsciente de lo que yo me había pensado. Quiero decir: es evidente que todo
lo que nos sucede en la vida condiciona nuestro carácter y nuestra manera de
ver las cosas. Sucede lo mismo con todo lo que leemos: al final nos marca, en
mayor o menor medida. Creo que por eso es inevitable que, de algún modo,
vertamos parte de lo que vemos en nuestro día a día en lo que escribimos.
Pero lo que más curioso me
resulta es que a veces esas influencias (que veo y reconozco en la obra), no han
sido descubiertas por mí. Sucedió, por ejemplo, cuando me señalaron cómo se
trataba el tema de los refugiados. Probablemente el elemento estaba en el libro
desde antes de esta crisis en la que estamos inmersos, pero seguro que la forma
de tratarlo tuvo que ver con las noticias que nos llegan a diario.
Una de las cosas que llamaron poderosamente la atención de tu estreno
literario fue lo bien llevada que estaba la intensidad y la tensión a lo largo
de una obra de casi seiscientas páginas. Supongo que supone todo un reto
conseguir esto ya no solo con una primera novela sino repetir también con esta
segunda entrega, contando para ello con un tiempo más reducido del que tuviste
para la primera parte. ¿Cómo se lleva esta responsabilidad?
¡La verdad es que es una responsabilidad!
Me gustaría creer que es parte del estilo que me he impuesto. No me gusta lo
tranquilo, lo estable, lo contemplativo. Tampoco las grandes descripciones protagonizadas
por narradores sapientísimos. Siempre he dicho que las respeto, e incluso
disfruto inmensamente de ellas en otros escritores, pero que a mí no me
funcionan.
Yo he optado por una narración lo
más ágil posible. Ahí entra en juego también lo que comentábamos antes acerca
de eliminar escenas innecesarias o soliloquios cuya única razón de ser es
demostrar lo mucho que sabe el escritor de su propia obra. Creo que todo eso
hace mucho más lento el discurso y el lector lo nota enseguida.
Por otra parte, valoro mucho que
uno de los principales motores de la narración (léase “generador de tensión”)
sea el misterio. El ansia por saber más, la curiosidad o la sorpresa, cuando
llega, son elementos interesantísimos a la hora de mantener a nuestro lector
enganchado a las páginas y ávido de más lectura. Es algo que persigo
permanentemente, dosificando las dosis de incógnitas y descubrimientos.
Precisamente ahora que hablamos de la longitud tanto de tu primera obra
como de la segunda, ambas de ciertas dimensiones, ¿te has acercado al relato o
novela corta? ¿En qué formato te sientes más cómodo y por qué?
Me gusta mucho el relato. A veces
lo disfruto casi como un juego. Entiéndeme: me lleva mucho trabajo de
corrección, como todo lo que escribo, pero me gusta mucho, me permite olvidarme
del mapa, de la brújula y ponerme a pasear libremente por todos los caminos que
te abre la imaginación. Hay que entender, eso sí, que las reglas son muy
distintas a las de la novela. Todo tiene que estar medido al milímetro, cada
palabra cuenta incluso más que en la novela.
He escrito algunos relatos
ambientados en el mundo de La Piedad del
Primero, pero también otros más cercanos a la Ciencia Ficción. E incluso
algunos de los que no puedo hablar, pero que parece que van a ver la luz dentro
de poco. Todo esto que acabo de decir se podría aplicar también al tema de la
novela corta.
Estoy tremendamente contento por los tres títulos de la saga. Me gusta que digan algo más, que no sean solo un reclamo bonito y me parece que se ha conseguido.
“La hora de los desterrados” es la segunda parte de la trilogía que ya
tiene el nombre propio de “La piedad del primero”. Aunque aparece en la
contraportada del libro físico, ¿puedes adelantarnos el título y en qué estado
de escritura esta esa futura entrega?
La tercera y última parte se
llamará La Astucia del vencido. La
verdad es que estoy tremendamente contento por los tres títulos de la saga. Me
gusta que digan algo más, que no sean solo un reclamo bonito y me parece que se
ha conseguido: el lector puede saber a las quince páginas a qué se refieren,
pero cuando pasan otras cien o doscientas, ya no está tan claro y, te lo confieso,
mi ambición es que no se revele del todo el sentido de estos títulos hasta que
no culmine la trilogía.
Esta tercera parte está
desarrollada aproximadamente en una tercera parte, incluyendo el final. El
resto todavía son bocetos y escenas sin desarrollar. El archivo debe de tener,
aproximadamente, trescientas páginas. Espero poder acabar el primer manuscrito
y ponerme con el proceso de revisión a finales de este año o comienzos del
siguiente.
Nada más por nuestra parte. Muchas gracias por tus respuestas y te
deseamos toda la suerte con “La hora de los desterrados” y futuras novelas.
Seguimos en contacto para entonces.
Muchísimas gracias y un saludo a
los lectores del blog.
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