Entrevista: Sergi Álvarez ("Nunca digas vodka, nunca jamás")

Hace unas pocas semanas nos hacíamos eco del estreno literario de Sergi Álvarez. Conocido por sus múltiples aportaciones al mundo del cómic, no ha sido hasta ahora que hemos tenido la oportunidad de leer una novela como tal escrita por él.

Un thriller hilarante, con retazos de novela negra, romántica y con humor, mucho humor, en una obra que destaca por conseguir aunar géneros tan dispares de una manera altamente efectiva. "Nunca digas vodka, nunca jamás" es uno de los lanzamientos nacionales mas interesantes de este inicio de año y, como tal, nos ponemos en contacto con el propio Sergi Álvarez para que nos de más detalles sobre la novela, sus planes de futuro (todos, que no son pocos) y alguna exclusiva. 

¡Brindemos por ello!


Lo primero, muchas gracias por atender las preguntas de Calles de Tinta y enhorabuena por la hilarante "Nunca digas vodka, nunca jamás".

Pues gracias a tí por tu reseña y por haber leído y disfrutado la novela.

Cuéntanos, para empezar, con tus propias palabras ¿Como explicamos a quien no haya leído la sinopsis o, incluso habiéndolo hecho, de que va "Nunca digas vodka, nunca jamás"?

"Nunca digas vodka, nunca jamás" es un thriller. Un thriller muy loco, desde luego, pero un thriller al fin y al cabo. Esa historia de misterio, acción y aventura, se desarrolla en un mundo muy similar al nuestro, pero con ligeras diferencias... Seguro que has visto "La vida de Brian". Bueno, pues imagina que el mundo civilizado de "Nunca digas vodka, nunca jamás" ha evolucionado a partir de la crucifixión de Brian y no de Jesús.

Y ahora que ya estamos situados en ese mundo un tanto Pythoniano, pensemos en una ciudad similar a nuestro San Petersburgo, donde el capo de la mafia local pone en marcha un nuevo negocio fraudulento. Ha falsificado todo un cargamento del mejor vodka del mundo y pretende distribuirlo y sacarse una pasta, porque cada botella vale un dineral y solo pueden pagarlo los tíos más ricos y sofisticados. Así que envía a Boris Karlov, su matón de confianza, para que custodie el vodka… pero Boris lo que quiere es darle el palo a su jefe y retirarse. Ese es el punto de partida.

Luego están el justiciero enmascarado, un grupo anarquista, un asesino legendario, la policía corrupta, un chivato sordo, una manada de turistas enloquecidos en un crucero. Tenemos también campeones de ajedrez, ex miembros de las fuerzas especiales, guardias de seguridad travestidos, y patitos de goma, muchos patitos de goma…

¡Por el amor de Brian, me resulta prácticamente imposible resumir todo lo que ocurre en esta novela! ¡No me pidas más!

Es esta una novela difícil de clasificar: tenemos humor, novela negra y detectivesca, toques románticos, un poco de pensamiento filosófico, etc. ¿Fue esta la idea desde un inicio? ¿Conseguir una mezcla de géneros que diera identidad propia a la obra?

Me apasiona la novela negra tanto como trabajar el humor en narrativa, y esta novela es hija directa de esas dos pasiones. También soy un ávido lector de género fantástico, de terror, de ciencia ficción y de cualquier cosa que se salga de lo común. Disfruto muchísimo combinando géneros, jugando con ellos, rozando los límites y, de vez en cuando, traspasándolos sin ningún tapujo.

Además soy uno de aquellos adolescentes de los 80 que se pasaban las horas en el videoclub, esperando que alguien devolviera el blockbuster de acción del momento. Creo que aquella generación está dando un giro de tuerca a la literatura actual, incorporando influencias audiovisuales a sus obras y haciéndolo con maestría, desvergüenza y desparpajo. Y lo más importante: sin complejos.

Al final, todo aquello que uno mama narrativamente, luego lo vuelca en su trabajo.


¿Tuviste miedo de que en algún momento el tono humorístico pudiera ensombrecer la trama principal de la historia? Estamos hablando de un texto de cierta longitud para el que, entiendo, hay que buscar un difícil equilibrio entre todas las partes.

La verdad es que no tuve miedo, al menos en ese aspecto. Por dos motivos; en primer lugar porque estoy acostumbrado a reescribir y a corregir mi trabajo y no suelto las riendas hasta que la historia no funciona como a mí me parece que debería. El segundo motivo es que llevo años profundizando en el disparate, en las funciones del humor, en cómo funciona, en sus misterios y en sus secretos. Cuando digo “profundizando” quiero decir que he dedicado mucho tiempo a escribir relatos humorísticos y practicando a base de ensayo y error (y equivocándome muchas veces, claro).

Es cierto que en "Nunca digas vodka, nunca jamás" he trabajado haciendo equilibrios, pero es que el humor ya es un juego de equilibrios. Equilibrio entre la realidad y lo absurdo, entre lo reconocible y lo incongruente, entre lo trágico y lo ridículo.

Apreciamos de un buen jamón su carne curada en el punto exacto de salazón, pero además la infiltración de grasa debe darle jugosidad para que cuando le hinquemos el diente parezca que se deshace en la lengua. Yo me planteo ese juego de matices como un reto necesario para que una trama fluya suavemente.

Dicho esto, tengo que admitir que encontrar ese equilibrio me ha resultado muy trabajoso, pero estoy satisfecho con el resultado y espero que los lectores sepan apreciarlo.

Si no es así, les pido disculpas, pero no les podemos devolver el dinero. Es que tenemos que comer.

En "Nunca digas vodka, nunca jamáshe trabajado haciendo equilibrios. Equilibrio entre la realidad y lo absurdo, entre lo reconocible y lo incongruente, entre lo trágico y lo ridículo.

Cada capitulo se inicia con unas pequeñas reflexiones que utilizan parte de la historia de la humanidad como ejemplo. Todo ello bajo las señas de identidad de los Monthy Python. ¿Que fue primero, estos textos o la trama principal de la obra? ¿En que momento decidiste incluir este tipo de introducciones?

Los breves ensayos nacieron como experimento. Me gusta plantearme retos extraños para incorporar nuevas herramientas a mi repertorio narrativo. Empecé a trabajar en ellos porque me interesaba coger ciertos momentos de la Historia de la humanidad y señalar los excesos, los aspectos absurdos o caóticos y hacer sátira. Sin embargo no quería que la realidad cortara mi inventiva. Para ser honestos con la Historia decidí inventar un universo propio, con una Historia similar al nuestro, pero donde yo podía jugar con aquellos aspectos, hechos, referencias y personajes reconocibles para el lector… pero deformándolos: mezclando, inventando, tergiversando, buscando la comicidad.

De forma paralela estaba trabajando las tramas principales de "Nunca digas vodka, nunca jamás". Ambos proyectos habían nacido en la misma época y de forma independiente, pero avanzaban en equilibrio, rozándose continuamente en forma y contenido. Al final me di cuenta de que, de forma inconsciente, estaba trabajando dos aspectos de la misma historia. ¡Eran la misma cosa!

Una vez tuve claro eso, continué trabajando la estructura ya de una forma consciente. A veces tu cerebro se te anticipa porque sabe que eres algo torpe y te cuesta entender las cosas, pero tiene fe en que al final verás la luz.


Entiendo que habrá resultado sumamente costoso cuadrar cada una de estas introducciones con la parte de la historia que venia a continuación. ¿Fué así?

Te mentiría si te dijera que no. Pero como comentaba antes, el propio avance de la trama me daba el pie a los ensayos. A la vez, yo tenía claro de qué quería hablar en esos ensayos y eso también condicionaba un poco la trama ¿me entiendes? Las dos cosas se retroalimentaban, lo cual daba al conjunto mucho naturalidad. Aun así, tuve que hacer arreglos, por supuesto.

También tengo que admitir que mi formación como guionista me ha dejado ciertas manías, como trabajarme un mapa de tramas. Eso siempre ayuda, sobre todo cuando escribes una historia coral, una comedia de enredos, con tantos personajes. Es fácil sobreestimarte, confiar en tu propio talento, y luego darte cuenta de que la historia se te ha ido de las manos totalmente.

¿Que novelas, que hayas leído en los últimos tiempo, podrías considerar como los orígenes de este "Nunca digas vodka"? ¿Cuales han sido esos referentes, si es que los hubiera habido?

Buenos, los referentes claros en la forma y quizás también en el contenido son Robert Sheckley, Douglas Adams y Terry Pratchett. Los cuentos de Sheckley son un prodigio de ingenio e imaginación; y todo el mundo conoce “La guía del autoestopista galáctico” de Adams y la saga “Mundodisco” de Pratchett. Tres escritores con un gran ingenio cómico pero con un espíritu filosófico y reflexivo que impregna toda su obra. Después, otra gran influencia son las novelas de Enrique Jardiel Porcela y su tratamiento del caos, del disparate, de la misantropía cómica, que siempre me han parecido magistrales. “La conjura de los necios”, de John Kennedy Toole, creo que también me ha influido para este trabajo. Las novelas negras de Dortmunder, de Donald Westlake, son otro referente por lo cafres y divertidas que son.

Y no puedo olvidar las influencias cinematográficas: en "Nunca digas vodka, nunca jamás" está muy presente el espíritu y la mala leche de las comedias de Billy Wilder y además, mientras escribía, me venía a la mente una y otra vez el gag del camarote de los hermanos Marx de “una noche en la ópera”. No he intentado ocultar ninguna de esas influencias, sino más bien al contrario. Incluso he dejado pistas en la novela para todo aquel que quiera buscar con lupa.

Es mi tributo. No puedo compararme con todos esos genios, pero sí que puedo admitir que son el espejo donde quería mirarme. Me siento afín a todos ellos y me han enseñado mucho.

Trabajarte un mapa de tramas siempre ayuda, sobre todo cuando escribes una historia coral, una comedia de enredos, con tantos personajes. Es fácil sobreestimarte, confiar en tu propio talento, y luego darte cuenta de que la historia se te ha ido de las manos totalmente.

Hace unos cuantos años publicaste una serie de comic books junto al dibujante Sagar Fornies. ¿Cuales son las mayores diferencias a la hora de planificar una novela como "Nunca digas vodka, nunca jamas" y un cómic? ¿Cual requiere mas planificación?

Bueno, para mí no hay diferencia a la hora de planificar. Planteo las tramas de la misma forma y luego ya depende de la complejidad del proyecto.

La diferencia básica se presenta a la hora de trabajar. Yo disfruto mucho del cómic, pero prefiero escribir narrativa porque el guión de cómic es algo sincopado: uno tiene que escribir por páginas y luego, además, viñeta a viñeta. Supone un coitus interruptus creativo constante, al menos para mí. Lo que realmente me gusta de escribir guiones es la necesidad de pensar en imágenes y componer una secuencia narrativa visual en tu cabeza. Mis guiones, además, suelen tener una clara tendencia literaria.

Por otra parte, la novela o el relato te permiten explayarte a gusto, explotar tu capacidad literaria sin interrupciones, dejarte llevar más allá de la planificación inicial. Ahí es donde influye la parte buena de la formación de guionista, porque puedo escribir desde el punto de partida visual. Yuxtapongo la imagen y la convierto en palabra. Resulta difícil de expresar el proceso, pero has leído la novela y supongo que habrás notado que en muchos aspectos, tiene una narración muy cinematográfica.

Lo que quiero decir es que ambas formaciones forman parte de mi estilo y se influyen mutuamente. Así que: planificación la misma. Aunque mucho más trabajo la novela, claro.

Si tuvieras que escoger que se te recordaba por siempre por una obra en concreto, ¿prefieres que fuese una novela o un cómic?

Me quedo con la novela. Me encanta el mundo del cómic, aunque mi mundo interior es literario y eso pesa más.

Pero tú hablas de la fama inmortal, y a mí eso no me interesa. Prefiero mil veces que la gente aprecie mi trabajo ahora, de forma sincera. Si has leído mi libro y de verdad lo has disfrutado, si te has reído, si te ha emocionado, si te ha hecho reflexionar sobre la vida… ¡Eso es lo que me importa! Recomiéndalo. Regálalo a alguien a quien aprecies. Diles: «oye, tienes que leer esto, tío».

Ya que no me gano la vida con el arte, al menos eso me da fuerzas para continuar. Cuando me muera ¿qué más me dará si pasé a la historia de la literatura? En todo caso, lo que me gustaría es que se me recordara por ser un tipo que dio la talla para sus seres queridos. O que al menos lo intentó. Si luego cogen uno de mis libros y me rescatan del olvido con una sonrisa, pues tanto mejor.

Recuerdo con gran cariño aquellas obras, tanto en lo argumental como en lo artístico, ¿Podemos esperar alguna nueva colaboración con Sagar en un futuro próximo?

Hombre, se agradece que alguien disfrutara de nuestros cómics y se acuerde de nuestros inicios.

Así que te soltaré una primicia: este año publicaremos de nuevo con Astiberri. Volvemos con otra novela gráfica ambientada en el mundo de “Bajo la piel”. Aunque se podrá leer de forma independiente sin necesidad de tener el primer volumen, es tu oportunidad de releer la primera. Hablamos, ya sabes, de una historia que mezcla sutilmente el género negro con toques fantásticos, pero que debe mucho a nuestro gusto por el cine negro clásico.

Este año publicaremos de nuevo con Astiberri, con otra novela gráfica ambientada en el mundo de “Bajo la piel”. Se podrá leer de forma independiente sin necesidad de tener el primer volumen.

"Nunca digas vodka, nunca jamás" es tu primera novela. ¿Te han quedado ganas como para seguir publicando en este formato próximamente? ¿Hay algo ya en cartera?

Mi intención es seguir publicando, por supuesto. Tengo varios proyectos, pero ninguno vendido, de momento. Los últimos dos meses los he dedicado a la promoción de “Nunca digas vodka” y a disfrutar del breve momento de gloria. Me di el lujo de escribir un spin-off de la novela porque necesitaba escribir una historia sólo para los McGuffin. La idea salió hablando con Hugo Camacho, mi editor en Orciny Press. Hugo es un tío inquieto con muchas ideas, y te aseguro que no sé de dónde saca el tiempo y la energía para hacer tantas cosas a la vez. No sé bien quien de los dos lo propuso, pero quedamos en que yo escribiría un relato breve, ambientado en el mundo de “Nunca digas vodka” para regalar en las presentaciones de la novela. Tenía que ser algo suave y cortito, para editar en grapa y obsequiar con un detalle a todo aquel que viniera a regalarme su tiempo y su aprecio. La cosa es que los McGuffin, que son dos secundarios de lujo de la novela, pedían a gritos su propia aventura, así que la escribí. Lo que tenían que ser un cuento de diez páginas se convirtió en una novelita corta de setenta, titulada “McGuffin contra el defecador del hoyo ocho”. La escribí en mes y medio o así y al final Hugo editó un pequeño bolsilibro que quedó genial y que ha gustado mucho. Estoy muy orgulloso de ello. Lo agotamos en las presentaciones y en la preventa de “Nunca digas vodka”. Pronto lo pondremos a la venta en Lektu, en formato digital. Como era un regalo para los lectores de la novela, no queremos ganar pasta con esta historia, podrás pagar por él la voluntad, y todo lo que se saque irá a una ONG. Así que ya sabes.

Después tengo algo casi terminado, una colección de relatos y una novela breve donde juego con los iconos del cine de los 80 en clave de disparate, sin más pretensión que entretener y divertir. Este proyecto nació precisamente como uno de esos experimentos de los que te hablaba antes. El objetivo era ganar soltura con la comedia más absurda.

En cuanto lo acabe, me pongo con una novela de ciencia ficción, porque tengo muchas ganas de tocar otro de los géneros que me apasiona.

Si consigo publicar todo eso que tengo en mente ya es otra historia, de momento me centro en trabajar ideas y en escribir. Tengo muy claras mis limitaciones de tiempo (mantengo otro trabajo para poder comer) y además, aunque soy un escritor seguro, no soy especialmente rápido hasta que cojo ritmo. Así que, me toca ser paciente e ir poco a poco.

La pregunta más importante de todas y objetivo final. ¿Te gusta el vodka? En caso afirmativo, ¿Cual nos recomiendas?

Los que me conocen te podrán decir que soy prácticamente abstemio.

Sólo tomo un chupito de vodka para el desayuno. Lo echo en el café con leche porque le da un toque delicioso cuando mojas las magdalenas. En la oficina no conviene beber, así que sólo saco la petaca en los descansos. Luego llego a casa y apenas me mojo los labios con un vodka con naranja antes de merendar, y después viene el café sólo, también con unas gotas, que soy un tipo moderado y no conviene pasarse.

No tolero bien el alcohol y me pongo muy tonto si me pimplo más de una botella al día.
Y además engorda.

Como decía, abstemio casi del todo.

Por recomendarte una marca, te diría que buscases un BELUGA GOLDEST ORIGINAL, que es el mejor vodka del mundo y no deja resaca, amigo mío. Pero ni tú ni yo podemos pagarlo…

Muchas gracias, Sergi, por responder a estas preguntas. Te deseo lo mejor con esta obra y con las que vengan en el futuro. Estaré atento. ¡Gracias!

Gracias a ti. ¡Que Brian te bendiga!

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