Título: "El atlas de las nubes"
Autor: David Mitchell
Páginas: 608
Editorial: Duomo Ediciones
Aunque totalmente desapercibido,
el estreno de la película “El atlas de las nubes” ha sido para mi gusto uno de
los mejores momentos cinematográficos de lo que va de año. A raíz de ello, me
animé con la lectura del libro en el que se basa el film de los hermanos Wachowski,
para comprobar si aquella máxima de “es mucho mejor el libro” se cumple o se
trata de una de las escasas excepciones en las que no es así.
“El atlas de las nubes” es una
novela diferente a lo habitual. De hecho, alguno podría llegar a no considerarla
como tal, sino como una colección de relatos ajenos unos a otros en la línea temporal.
Pues bien, ambos estarían en el camino correcto, ya que en las seiscientas
páginas del libro de David Mitchell, el autor nos desgrana precisamente una
mezcla de ambos formatos: varios relatos con un nexo entre todos ellos. Seis
historias que comienzan a mediados del siglo XIX en medio del mar para terminar
llevándonos hasta un futuro no tan bonito como el que muchos quisieran pintar,
donde la humanidad parece estar dando sus últimos retazos en una atípica Hawái.
Por el camino, historias de toda índole: musicales, románticas, trágicas, ecológicas,
etc. y en todas ellas, siempre, algo en común que queda para descubrimiento del
propio lector.
En este sentido, resulta atractiva
la lectura para todo aquel lector que guste de estar atento a cualquier
referencia que el autor quiera dirigirlo. Cuanto más diferente crees que puede
ser la historia que estás leyendo, siempre queda algún lugar para el resquicio
de una vida anterior y cuyas acciones pudieron haber influido definitivamente
en el orden temporal y en las acciones que una serie de individuos tomaron ya
sea libremente o no.
Al tratarse de una especie de
muñeca rusa que vamos abriendo y descubriendo, no todas las historias son igual
de atractivas ni todas las lecturas se hacen tan apasionantes como otras,
formando todo ello un compendio un tanto irregular. Entre mis preferidas están las
protagonizadas por la reportera Luisa Rey, así como la del afable señor Timothy
Cavendish. En un punto intermedio encuentro la futurista Sonmi-451, mientras
que la marítima protagonizada por Adam Ewing y la posterior cronológicamente del
joven músico Robert Frobisher quedan junto a la parte central con la humanidad
cercana al final de la especie como puntos más flojos para mi gusto de la trama.
Con todo, “El atlas de las nubes”
es un muy interesante libro que, como decía al inicio, ha tenido una conversión
en la gran pantalla de gran calidad. Y es curioso, porque creo que esta es una
de esas pocas ocasiones en las que la película me gustó más que el libro. También
tiene sus momentos álgidos y sus partes más aburridas durante sus tres horas de
duración, pero el atractivo de la imagen para un relato tan ambicioso y lleno
de referencias hace que la película adquiera el título de “de culto” y donde
cada pequeño detalle que puede pasarnos desapercibido tiene su relación con
momentos anteriores y posteriores, haciendo su búsqueda un punto a su favor
para ser vista tantas veces como sea necesario. La misma idea que en el papel
pero con aun más ambición, si cabe, de la que David Mitchell quiso llevar al
libro original.
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