LA CIUDAD JUSTA
Jo WaltonTraducción de Blanca Rodríguez
Duermevela
468 páginas
Una de las preguntas que forman el hilo conductor de la lectura de La
Ciudad Justa es ¿qué significa ser justo o justa? ¿Cómo se define que una
acción es justa o no? ¿Puede una decisión ser más justa que otra y en base a
qué se puede determinar? Me voy un momento a la R.A.E. para encontrar su
significado y vemos los primeros dos resultados.
justo, ta
1. Que obra según justicia y razón.
2. Arreglado a justicia y razón.
No parece que sea tan sencillo. Veamos el significado de justicia.
justicia
1. Principio moral que lleva a dar a cada
uno lo que le corresponde o pertenece.
2. Derecho, razón, equidad.
3. Conjunto de todas las virtudes, por el
que es bueno quien las tiene.
4. Aquello que debe hacerse según derecho
o razón.
Queda claro que la justicia, formal y en la práctica, tiene una aplicación
subjetiva. Un término que plantea preguntas y un sano debate no tanto en cuanto
a la justicia en sí misma, sino a la cuantía de la justicia. Como vemos en
muchos de los aspectos de nuestra vida, no solo hay injusticias y justicias,
sino que muchas veces debatimos sobre si algo es suficientemente justo o no.
De la misma manera, el tema central de La República es la reflexión
sobre qué es la justicia y cómo se expresa en nosotros, lo que lleva a Platón a
abordar la organización de la ciudad-estado ideal. Siguiendo el planteamiento
del gran clásico de la filosofía, Jo Walton crea su propia república en forma
de isla mediterránea en La Ciudad Justa.
Siguiendo las indicaciones de Platón, Atenea y Apolo deciden fundar este
estado donde llevarán consigo a numerosos filósofos de la historia, lo que
incluye desde Sócrates a Ficino pasando por Plotino. Todos ellos son escogidos
para iniciar una aventura de incierto desarrollo y eficacia. El objetivo es
crear La República, a imagen y semejanza de la descrita por Platón.
No solo los pensadores son escogidos desde diversas épocas de la historia
de la humanidad, principalmente de los últimos dos milenios. Para poder generar
una estructura social que permita la generación de ecosistema que pueda generar
justicia necesitan niños que desarrollen la excelencia. Muchos niños. Los
mismos Apolo y Atenea se embarcan en la aventura de comprar miles de niños
esclavos del entorno de los diez años para que crezcan en este nuevo lugar y
puedan lograr, desde pequeños, centrarse en buscar la excelencia que se anhela
en esta República.
Esta es una novela de fantasía y ciencia ficción que, en cierta manera,
utiliza elementos de ambos géneros para que las preguntas surjan por sí mismas
durante el transcurso del crecimiento de los jóvenes. Esta reinterpretación de
la historia de Platón cuenta con diversos añadidos anacrónicos, como los robots
traídos del futuro para evitar que los niños tengan que sufrir en tareas para
las que la humanidad ya ha encontrado una solución siglos después.
Con todas las piezas sobre este tablero en forma de isla de agradable clima
comienza el reto de conseguir que las decisiones que se tomen, la vida de cada
uno y los retos a los que enfrentarse sean justos. Y que cada uno de los seres
que habitan la isla sean, a su vez, justos con el prójimo. Entre los niños
comprados, dos de ellos son quienes nos cuentan la mayor parte de la historia
de La Ciudad Justa. La interesante decisión de escoger dos personajes ficticios
para contar una historia rodeada de conocidos personajes permite a Walton tener
dos elementos que sean contrapeso en muchas de las conversaciones y decisiones
que toman los conocidos pensadores. Simmea y Maia son personajes creados
específicamente para esta historia donde su relación con su entorno y con
personajes como Apolo marcan el devenir de algunas de las decisiones
importantes a tomar en su vida adolescente. Eso sin contar en cómo la
influencia de su época de nacimiento natal influye en la perspectiva que tengan
de lo que sucede.
La Ciudad Justa es una novela con inicio y nudo, pero un
desenlace menos claro. Como veíamos al inicio, la justicia es algo subjetivo. Walton
pone a los personajes a debatir y preguntarse sobre el sentimiento de justicia
y qué debería hacerse para lograr un entorno mas justo para los habitantes de
la isla. Hablamos de una historia con aparente poca trama, centrada en una serie de
eventos que suponen hitos vitales en la vida de los niños. Una parte de esta se
centra en resolver la problemática de la sexualidad y la maternidad, lo cuales
terminan derivando en otros temas que siempre son de actualidad. Ya sea la
lucha de la mujer, la esclavitud, los avances sociales y un largo etcétera de
temáticas sobre las que Walton confronta visiones desde distintos géneros y
estratos de la sociedad de la república.
Mi experiencia personal leyendo La Ciudad Justa ha sido de arrancar dedicándole todo mi tiempo para, hacia mitad de novela, decidir racionar el
contenido. Creo que gran parte de las enseñanzas o interacciones que aparecen a
lo largo de la lectura merecen un tiempo de reflexión posterior. Vaya por
delante que no es un libro filosófico ni necesita de conocimiento previos de
los personajes. Yo no tengo conocimientos específicos sobre la materia y con
echar un ojo a las dos páginas de descripción de personajes hacia el final de
la novela es mas que de sobra para situarse. Lo que no quita que, si eres un
erudito de Sócrates o la historia y mitos griegos, seguramente le saques un
poco mas de trasfondo a la lectura.
No puedo dejar de mencionar la edición de esta novela. La joven editorial
Duermevela está cuidando al máximo los aspectos de cada uno de sus libros,
desde la traducción a cargo de Blanca Rodríguez a las ilustraciones interiores
y el diseño global del producto. No es solo ofrecer un buen libro en contenido,
sino que su exterior destaque gracias a una serie de detalles efectivos y que
suponen un valor añadido a su compra.
La lectura de La Ciudad Justa es una lectura diferente a lo
habitual. Una novela distinta que busca algo mas que entretener. Y lo consigue.
No es una novela que busque ser devorada en una tarde, sino que gran parte de
tu motivación es hacer pensar al lector. Jo Walton es una autora a la que este
tipo de obra se le da especialmente bien, aunque seguramente no todo aquel que
se acerque a sus obras salga igual de satisfecho.
Volviendo al inicio de la reseña, ¿qué significa ser justo o justa?
Seguramente esta novela no nos saque de dudas al cien por cien, pero nos añade
motivos, puntos de vista y consecuencias de los actos que pueden ayudar a
definirla con algo más de certeza.
468 páginas
Una de las preguntas que forman el hilo conductor de la lectura de La
Ciudad Justa es ¿qué significa ser justo o justa? ¿Cómo se define que una
acción es justa o no? ¿Puede una decisión ser más justa que otra y en base a
qué se puede determinar? Me voy un momento a la R.A.E. para encontrar su
significado y vemos los primeros dos resultados.
justo, ta
1. Que obra según justicia y razón.
2. Arreglado a justicia y razón.
No parece que sea tan sencillo. Veamos el significado de justicia.
justicia
1. Principio moral que lleva a dar a cada
uno lo que le corresponde o pertenece.
2. Derecho, razón, equidad.
3. Conjunto de todas las virtudes, por el
que es bueno quien las tiene.
4. Aquello que debe hacerse según derecho
o razón.
Queda claro que la justicia, formal y en la práctica, tiene una aplicación
subjetiva. Un término que plantea preguntas y un sano debate no tanto en cuanto
a la justicia en sí misma, sino a la cuantía de la justicia. Como vemos en
muchos de los aspectos de nuestra vida, no solo hay injusticias y justicias,
sino que muchas veces debatimos sobre si algo es suficientemente justo o no.
De la misma manera, el tema central de La República es la reflexión
sobre qué es la justicia y cómo se expresa en nosotros, lo que lleva a Platón a
abordar la organización de la ciudad-estado ideal. Siguiendo el planteamiento
del gran clásico de la filosofía, Jo Walton crea su propia república en forma
de isla mediterránea en La Ciudad Justa.
No solo los pensadores son escogidos desde diversas épocas de la historia
de la humanidad, principalmente de los últimos dos milenios. Para poder generar
una estructura social que permita la generación de ecosistema que pueda generar
justicia necesitan niños que desarrollen la excelencia. Muchos niños. Los
mismos Apolo y Atenea se embarcan en la aventura de comprar miles de niños
esclavos del entorno de los diez años para que crezcan en este nuevo lugar y
puedan lograr, desde pequeños, centrarse en buscar la excelencia que se anhela
en esta República.
Esta es una novela de fantasía y ciencia ficción que, en cierta manera,
utiliza elementos de ambos géneros para que las preguntas surjan por sí mismas
durante el transcurso del crecimiento de los jóvenes. Esta reinterpretación de
la historia de Platón cuenta con diversos añadidos anacrónicos, como los robots
traídos del futuro para evitar que los niños tengan que sufrir en tareas para
las que la humanidad ya ha encontrado una solución siglos después.
No puedo dejar de mencionar la edición de esta novela. La joven editorial
Duermevela está cuidando al máximo los aspectos de cada uno de sus libros,
desde la traducción a cargo de Blanca Rodríguez a las ilustraciones interiores
y el diseño global del producto. No es solo ofrecer un buen libro en contenido,
sino que su exterior destaque gracias a una serie de detalles efectivos y que
suponen un valor añadido a su compra.
La lectura de La Ciudad Justa es una lectura diferente a lo
habitual. Una novela distinta que busca algo mas que entretener. Y lo consigue.
No es una novela que busque ser devorada en una tarde, sino que gran parte de
tu motivación es hacer pensar al lector. Jo Walton es una autora a la que este
tipo de obra se le da especialmente bien, aunque seguramente no todo aquel que
se acerque a sus obras salga igual de satisfecho.
Volviendo al inicio de la reseña, ¿qué significa ser justo o justa? Seguramente esta novela no nos saque de dudas al cien por cien, pero nos añade motivos, puntos de vista y consecuencias de los actos que pueden ayudar a definirla con algo más de certeza.
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