'El Rey Perdido', de Jeff Noon

 


EL REY PERDIDO

Jeff Noon
Traducción de Víctor Manuel García de Isusi

RBA - Serie Negra
464 páginas



Uno de los disturbios más importantes de las últimas décadas en Londres fueron los ocurridos en el barrio de Brixton en 1981. Situado en la zona sur de la capital británica, aun a día de hoy es un barrio con grado de conflictividad y de paro por encima de la media. Aunque es innegable al mismo tiempo la gradual transformación que se está llevando a cabo y que está atrayendo a mucha gente joven a disfrutar de sus mercados y tiendas alternativas e independientes.

En este inicio de la década de los ochenta y con el gobierno de Margaret Thatcher escogido pocos años antes en las urnas es cuando tiene lugar la historia que Jeff Noon nos cuenta en El Rey Perdido. Conocido principalmente por sus obras de ciencia ficción y fantasía que le valieron el premio Arthur C. Clarke en 1994 por la mítica Vurt, Noon siempre ha coqueteado en mayor o menor medida con el género negro y de detectives.

Su última saga, aun en curso, en inglés y sin traducir al castellano, nos presentaba a John Nyquist, un detective que se ve envuelto en una serie de investigaciones que se mueven en un plano de realidad y fantasía que recuerda en cierta manera a China Miéville. Una, hasta el momento, trilogía, que también propone ejercicios meta literarios muy interesantes y que sirve de perfecto puente hacia El Rey Perdido, su primera novela puramente detectivesca y sin ápices de la ciencia ficción que muchos de sus viejos lectores quizá pudieran esperar. Aunque, en honor a la verdad, la aparición de cierta ciudad imaginaria durante la lectura de este novela me recordó ligeramente a las obras de Nyquist que mencionaba anteriormente.

Henry Hobbes es un detective de esta convulsa Londres. Vivió de primera mano los disturbios de Brixton y algunas de sus consecuencias tanto sociales como dentro del propio cuerpo policial lo han afectado directamente. Sufre de un estrés post traumático no mencionado literalmente que afectará a su toma de decisiones y cómo se relaciona con sus colegas.

Es una época donde los ídolos rock están en auge. Una noche es llamado para investigar un asesinato de Brendan Clarke, cantante de una banda tributo a uno de los ídolos más carismáticos del glam de los setenta, Lucas Bell, quien se suicidó el año anterior. En su último concierto, la noche anterior a su muerte, Clarke completó el homenaje a su ídolo llevando la máscara que protegía la cara de Bell en sus últimas apariciones y, finalmente, rompiéndola en lo alto del escenario donde la banda actuaba. ¿Quién y porqué han matado a Clarke? ¿Cómo se relaciona su fervor por Bell, el suicidio de este y el asesinato de Clarke? 

El fenómeno fan nunca es inocente, dice la contraportada de la novela. Y mucho de lo que aquí leeremos es un pequeño estudio de Noon sobre cómo funciona este fenómeno que engancha a las masas de manera regular desde mediados de siglo XX y que a día de hoy, en distintos formatos, sigue igual de presente.

Como añadido a la propia investigación policía que llevará a Hobbes a conocer a multitud de personajes que rodeaban tanto a Clarke como a su ídolo Bell y a recorrer ciertas zonas del sur de la capital británica, uno de los temas más interesantes de El Rey Perdido está en cómo esos disturbios raciales en Brixton generan una tensión en una sociedad ya enrabietada previamente. Y, en este sentido, resulta curioso como los comentarios, razones y discusiones de algunos de los personajes bien podrían ser de 1981 o del actual 2020 y el movimiento Black Lives Matter. Es una pena comprobar como la igualdad entre todos sigue siendo una tarea pendiente para toda la humanidad en su conjunto.

Durante la semana en la que tendrá lugar la investigación de Hobbes, el detective tendrá que lidiar también con una de las consecuencia de los sucesos de Brixton unos meses antes: el suicidio de uno de sus compañeros de comisaria y que provocó que el propio Hobbes tuviera que cambiar su asignación del centro de Londres a la tranquila Richmond. Cada visita a la central, en el área del Soho, generará una tensión con la que el protagonista tendrá que lidiar.

No puedo terminar esta reseña sin comentar la notable edición de RBA. No solo que el texto no presenta ningún problema sino que el formato tapa dura con sobrecubierta esta fenomenalmente editado y tiene una paleta de colores que mejoran en mucho la edición original británica del libro.

Con todo lo dicho, no es El Rey Perdido una novela con un componente que la haga destacar sobre otras novelas del género. La investigación del suceso no es especialmente enrevesada y los personajes y giros de guion siguen los patrones de una novela detectivesca. Su trasfondo político y social sería algo que podría haber sido explotado en mayor medida pero que, tal y como esta, aporta un interesante fondo a las actitudes de los colegas de Hobbes. Una novela detectivesca perfecta para engancharse y no parar de leer durante unas horas.

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