Insólita Editorial
576 páginas
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Como si de un juego de tablero se tratara, la ciudad de Yanlún está
repartida entre dos clanes. Los distintos distritos, calles y negocios de la
capital de la isla de Kekon pagan sus correspondientes cuotas a cada uno de los
clanes con el objetivo de que cada uno de ellos mantenga la seguridad en la
zona y bares y comercios que allí se encuentran puedan abrir cada día sin
sobresaltos significativos. Sin embargo, la paz entre Sin Cumbre y Montaña se
resquebraja ante una escalada de tensión con dramáticas consecuencias en todos
los estratos de la sociedad kekonesa.
Fonda Lee, autora de esta novela, había comenzado su carrera literaria poco
antes de Ciudad de Jade con la publicación
de una novela juvenil y algunos relatos disponibles online. Sin embargo, ha
sido con la aparición de este libro hace apenas dos años cuando ha conseguido
un salto a nivel de crítica y público lo suficientemente importante como para
que ahora tengamos la oportunidad de leerlo en castellano. El éxito ha sido tal
que logró en 2018 ganar el premio mundial de fantasía, World Fantasy Award, a mejor novela del año y, así, unirse a una
lista que en los últimos años ha incorporado a nombres como Lavie Tidhar, David
Mitchell, Claire North o Chine Miéville, entre otros. Nada menos.
Alguna vez he comentado que el World
Fantasy Award es un premio que personalmente me suele dejar un gran sabor
de boca. Y Ciudad de Jade viene a
confirmar esta afirmación. La primera novela para adultos de Fonda Lee nos pone
en el lugar del clan Sin Cumbre. Su pedestal y máximo responsable, Lan, dirige
el clan junto a su Cuerno, Hilo, quien se encarga de defender a pie de calle
los territorios del clan dentro de Yanlún y mostrar fortaleza ofensiva ante el
enemigo. Doru, el Hombre del Tiempo, se encarga de conocer todos los entresijos
y conspiraciones que pueda estar teniendo dentro de la ciudad y servir de
consultor a Lan. Se trata, por tanto, de un cargo de extrema confianza para el
pedestal del clan. A cargo del Cuerno y del Hombre del Tiempo, que forman una
estructura que recuerda a lo visto en El
Padrino, una serie de personajes afines al clan que sirven a su líder a la
hora de defender los intereses de Sin Cumbre. Enfrente, Montaña, el clan rival
por el poder en Yonlún, cuenta con una estructura idéntica pero, actualmente, diferentes
ideas para el futuro. Ambos son clanes de huesos verdes.
El jade es el alma de la isla de Kekon y, como tal, guía la suerte de los numerosos
clanes que pueblan la isla. El jade, piedra aparentemente decorativa, es
empleada para potenciar las habilidades mágicas y, de esa manera, defender la
isla de las invasiones extranjeras que intentan llevar la isla al capitalismo
más salvaje donde el negocio prime sobre cualquier otra cosa. Llevar el jade
dentro de ti o en las armas que posees no es algo al alcance de todo el mundo.
Solo los huesos verdes son capaces de soportar dicha carga. No hablamos de una
magia de grandes artificios sino de detalles que marquen la diferencia. Sin
embargo, una nueva droga aparece fuera de las fronteras de Kekon, capaz de dar
a quien la tome el poder de usar el jade sin límite y aumentar su poder físico,
mágico e incrementar la potencia de ciertas habilidades. La existencia de esta
droga, la defensa de la isla ante la influencia extranjera, las conspiraciones
para aumentar el ritmo de extracción de jade de las minas y las ansias de poder
y dinero llevan a Sin Cumbre y Montaña a un duelo a muerte por los distritos de
Yanlún.
Ciudad de Jade es una novela relativamente larga. Nada
menos que casi seiscientas páginas con las idas y venidas de los dos clanes y,
esporádicamente, capítulos centrados en personajes que aparentemente no tienen
demasiada importancia en la trama. Hasta que empiezan a tenerla más adelante. La
novela presenta una gran historia en forma de duelo entre clanes. Sin embargo, Ciudad de Jade cuenta con numerosas sub-tramas
que dan profundidad no solo a los personajes principales sino a los numerosos
secundarios que transitan por la ciudad o que sirven a los clanes,
principalmente a Sin Cumbre. La alternancia entre puntos de vista en distintos
lugares así como un eficaz uso de elipsis entre capítulos hacen de la lectura
un adictivo pasar de páginas que hacen que la novela se lea sumamente rápida.
El pasado de la ciudad y la isla, lo que sucedió y el cómo se ha llegado a
este punto, sin embargo, se cuela en la narración de manera algo forzada. Esto
es más significativo durante la primera mitad de la novela, cuando la autora
nos quiere situar en un no tan complejo mundo como el que nos presenta de la
manera más rápida posible. De hecho, la primera mitad de la novela es un
continuo suceder de eventos que únicamente se ven algo ralentizados gracias a
estos momentos de historia kekonesa. Conviene, por otro lado, recordar buena
parte de estos matices cuando en la segunda parte de la novela las intrigas
políticas cobren un inusitado protagonismo. Aquellos personajes que durante la
primera mitad de la novela parecen algo simples y planos ganan aristas una vez
entra en juego el conflicto diplomático. No os asustéis por la cantidad de
nombres que encontrareis en el primer centenar de páginas dado que lo principal
de la historia se mueve entre menos de una decena de personajes.
A pesar de que en Ciudad de Jade
la tensión entre ambos clanes es continua durante toda la novela, y de que la
magia está presente en forma del jade que portan los distintos huesos verdes e
su cuerpo y sus armas, las escenas violentas no son ni numerosas ni largas. Las
peleas y luchas apenas aparecen en los momentos que sean necesarios y se
agradece que apenas se alarguen y vayan al grano. Esto no es óbice para que
Fonda Lee demuestre conocimiento de las artes marciales y nos presente escenas
que bien nos pueden recordar a grandes clásicos del kung-fu. Recuerdo que en
esta novela la magia no es utilizada para grandes artificios o poderes
altamente destructivos sino para marcar la diferencia en un momento dado.
Por cierto, Ciudad de Jade es una
primera entrega de una trilogía de la que hace unos pocos meses ha salido la
segunda parte en inglés y la tercera se ha anunciado para 2020. Ojalá veamos
futuras entregas en nuestro idioma pero, como seguro que resulta de interés,
decir que esta novela se cierra casi por completo. El libro cuenta con tramas
de sobra de dónde tirar para un futuro, pero las principales quedan cerradas
satisfactoriamente en este volumen y la existencia de más libros no entorpece
el completo disfrute de la historia que aquí se presenta. Personalmente,
reconozco, ahora tengo muchas ganas de continuar leyendo las siguientes
historias que la autora tenga a bien contar sobre estos personajes.
Y a pesar de todo lo escrito, Ciudad
de Jade tiene una gran cantidad de matices en cómo está elaborado el mundo
que apenas podría llegar a incluir en una reseña de longitud manejable. Los
personajes ganan interés conforme avanzan las páginas gracias a un mundo bien
elaborado y un sistema de magia sutil pero potente, algo que confío que la autora explote más en próximas novelas. Los
acontecimientos no cesan durante esta aparentemente larga lectura que, sin
embargo, vuela en las manos gracias también a una cuidada traducción. Pocas
veces se encuentra una novela de fantasía urbana de seiscientas páginas en las
que apenas haya texto que sobre. Ciudad
de Jade es uno de estos casos.
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