Rebecca F. Kuang
Harper Voyager
544 pags
“The Poppy War” sin embargo cuenta con un importante e interesante componente
de worldbuilding que rápidamente me
trajo a la memoria las novelas de Ken Liu. Tanto en la aún inconclusa trilogía “La
Dinastía del Diente de León” como en la ópera prima de R.F. Kuang (que, aunque cuando
empecé a leer no lo sabía, también es la inicio de otra trilogía), las bases están
inspiradas de manera muy marcada en historia oriental. En el caso que nos ocupa, la autora reconoce
que se ha inspirado en los acontecimientos ocurridos en la Masacre de Nanjing, también
conocida como la Violación de Nanjing, ocurrida en 1937 en la ciudad del mismo
nombre de la república china. El libro cuenta con bastante carga explicativa
sobre la situación del mundo donde se sitúa: orígenes, momento actual, sucesos
que afectan a los personajes, etc. pero todo ello muy bien introducido, sin
resultar cargante y excesivo, y consiguiendo que el interés por parte del
lector se incremente conforme van sucediéndose los eventos.
Entro en materia. La novela cuenta con dos mitades CLARAMENTE
diferenciadas. Quiero ponerlo en mayúsculas porque partiendo casi a la mitad la
novela, la segunda parte es un libro completamente distinto a lo que podemos
leer en la primera.
“The Poppy War” se centra en la historia de Rin, una joven de piel negra
que consigue superar, de manera inesperada para todo el mundo, los exámenes de
acceso a escuela militar y de artes marciales de Nikan. Procedente de Rooster,
una pobre provincia del sur del continente, Rin encontrara dificultades desde
el mismo momento en que sale de los límites de su ciudad de origen. Por si todo
esto no fuera lo suficientemente tópico allí descubrirá que tiene dentro de sí más
poder del que nunca jamás pudo imaginar (ayudada también por esas “poppies” que dan título a la novela y
que la sirven de droga). Y sí, encontrara algún profesor que, alejado de toda crítica
y saltándose todas las normas, la ayudará a dar salida a todo ese poder.
Este último párrafo bien podría ser la sinopsis no de esta, sino de casi
cualquier novela young adult de las
cientos (¿miles?) que pueblan las estanterías de todo el mundo. Y es que,
lamentablemente, poco bueno puedo decir sobre la trama de la novela durante
esta primera mitad. Floja para el lector que busque algo distinto; demasiado
tópica para quien esté acostumbrado a historias más juveniles.
En este punto es cuando la vena grimdark
se hizo gigante en la mente de Rebecca F. Kuang y provocó un cambio casi
completo en el tono de “The Poppy War”. Donde antes todo era una escuela con jóvenes
luchando por ser el más molón de la clase, ahora Rin se ve envuelta en una auténtica
guerra por el poder, en la defensa de territorios a toda costa y en el
descubrimiento real de su poder. Todo ello acompañado de crudas descripciones,
violencia por momentos desenfrenada y unos personajes que la rodean sin ningún tipo
de piedad. Si me permitís la comparativa, donde antes todo era juvenil ahora todo es pornográfico. Ese choque y cambio también supone un cambio en la
personalidad y la manera de afrontar las cosas de Rin, algo que se agradece en
la coherencia del libro.
Una vez llegado al final mi pregunta es: ¿ha merecido la pena leer casi trescientas páginas para poder disfrutar de una segunda mitad más que aceptable? Mi respuesta final creo que se inclina más por el no que por el sí. No os voy a engañar: durante esa primera mitad hubo más de una ocasión que estuve a punto de dejar el libro a un lado. Hay mucho pendiente en la estantería para ser leído. Aguanté y lo pase bien con la segunda mitad, en una especie de recompensa para los valientes que hayan podido aguantar. Sin embargo, también tengo la sensación de que ese premio no compensa el esfuerzo invertido y que, planeada de otra manera, “The Poppy War” podría haber tenido mucho más potencial. La historia y la trama están ahí. La forma de llevarlo a cabo, sin embargo, bien hubiera merecido una vuelta de tuerca.
De cara a la planificada segunda entrega, preferiré esperar a que alguien
se la lea por completo y me cuente si se han solucionado estos problemas, dado
que no me importaría dar una nueva oportunidad a esta saga de amapolas.
Pues me ha resultado interesante, pese a las dos partes diferenciadas que comentas. Quizás sea a propósito, para atraer a más tipo de lectores, no lo sé. Pero bueno, a mi es que el toque oriental ya me conquista solo... :)
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